Jardín Zoológico de La Habana

Esfuerzo por la preservación

El deterioro acumulado por años y las indisciplinas sociales, desdibujaron la imagen del Zoológico de la Avenida 26. Las primeras labores para su recuperación han comenzado

René A. Castaño Salazar
rene@granma.cip.cu

Es difícil que los visitantes al Jardín Zoológico de La Habana (conocido también como el Zoológico de 26) puedan apreciar a las ardillas libremente, como en el pasado. Esos roedores han aprendido a mantener la distancia con las personas. Cuentan los trabajadores que solo se les ve en horarios de poco público. El frondoso arbolado las protege de las piedras que arrojan los transgresores, y de las trampas que les preparan. Pero, más abajo de las ramas, varias de las especies en cautiverio sufren en otra escala las consecuencias de la agresión humana.

Fotos: Ismael BatistaLos técnicos veterinarios Jorge Carvajal (derecha) y Darien Hernández sostienen dos crías de jaguares nacidas en el Zoológico de 26.

Un recorrido detallado dejó ver la desidia en algunas de sus instalaciones, una fractura en la memoria de las familias habaneras. Indigna comprobar las indisciplinas del público que asiste al lugar . Aún existen personas que no mantienen un comportamiento apropiado dentro de estas instalaciones. Deliberadamente algunos dejan caer sus desechos en los entanques o se llevan como "souvenir" los carteles que identifican a las especies en los exhibidores.

Otros alimentan a los animales sin detenerse a pensar en el riesgo del acto o en las complicaciones de salud que puedan provocarles. En ocasiones son los adultos los que propician estas conductas para que sus hijos tengan un "encuentro cercano" con la fauna exótica.

¿Qué tipo de persona arrojaría a los animales piedras, trozos de madera o una pieza de hierro de unos 12 kg., como la que lanzaron en el foso del oso? Las lesiones que tales conductas provocan en los ejemplares pueden ser irreversibles.

Fotos: Ismael BatistaPieza de hierro arrojada al foso del oso negro.

Los trabajadores suelen enfrentarse a los vándalos, los que han llegado a reaccionar violentamente, aludiendo que al comprar la entrada han pagado para ver en movimiento al oso, cocodrilos y monos. Un sólido Cuerpo de Seguridad interna (insuficiente el existente) y una Ley de Protección Animal son necesarios para frenar esas nefastas manifestaciones.

La nota alentadora emerge en la salud de la colección animal y en los trabajos de rehabilitación que han comenzado a ejecutarse. De las penas y glorias, lo hecho y lo que está por hacerse, dialogó Granma con la dirección del Jardín Zoológico de 26.

Los zoológicos a nivel mundial son costosos, necesitan recursos. Aquí la falta de mantenimiento llevó al detrimento, aún actual, de los exhibidores (entre ellos los grandes estanques), expresa el licenciado Julio Enrique Moreno Duany, director adjunto de la entidad. Eso provocó que los sistemas hidráulico, eléctrico y sanitario colapsaran. A partir del 2010 comenzaron a ponerse determinados recursos en la rehabilitación, sobre todo en la parte hidráulica y en los exhibidores.

"Pero, desde mediados de este año, con el impulso y chequeo sistemático del Gobierno y el Ministerio de la Agricultura (entidad a la que ahora pertenece), se ve un despertar en las inversiones para cambiar la imagen del Zoológico, porque se están asignando los recursos en la medida que las condiciones económicas lo permiten. El público podrá ver los cambios a partir del verano del 2014, incluyendo la gastronomía.

Fotos: Ismael BatistaLa rehabilitación comenzó por los exhibidores de los grandes monos.

"Ya se hizo la señalización interna. Hoy se está trabajando en la rehabilitación de los exhibidores de los grandes monos y los carnívoros. Nuestro programa comprende trabajar en cada recinto —los cuales ahora están feos y falta de pintura—, y culminarlos con todo lo que lleva ese objeto de obra, terminando con la jardinería. Los exhibidores no están óptimos, pero los animales sí, ya que su dieta en la actualidad se encuentra dentro de los parámetros requeridos, están saludables. Queremos tener unas instalaciones a la altura de los animales que en ellas se muestren".

EL EMBATE DEL TIEMPO

La decadencia del Zoológico comenzó en los años 90, con el impacto del periodo especial. En esa época, para salvar algunas especies, solicitaron ayuda de otras instituciones ya que la instalación estaba prácticamente abandonada, sin alimentos para los animales. Se buscó apoyo, tanto en el plano nutricional como para la reparación de la cerca perimetral, algunos exhibidores y otras obras internas que ayudaron a paliar aquella complicada situación.

Fotos: Ismael BatistaEl deterioro provocó el colapso del sistema hidráulico de los estanques.

Con altas y bajas en sus 75 años, la reconocida institución resistió los embates. Su personal se aferró a la opción de salvar el trabajo de toda una vida y logró, por primera vez en el país, la reproducción en cautiverio de chimpancés, hipopótamos y cóndores. Allí radica el Centro Nacional de Reproducción Ordenada de Jaguares.

Hoy su colección registra 583 ejemplares de más de 80 especies entre primates, carnívoros, herbívoros, roedores, aves y reptiles. Aumentarla implica un reto mayúsculo.

Hasta que no se arreglen los exhibidores, no se pueden tramitar otras adquisiciones, dijo el licenciado Raúl Campos Talavera, microbiólogo e historiador del parque . "Los animales no pueden tener un bienestar adecuado si no se les proporciona un sitio con las condiciones requeridas. Luego se analizaría cuáles serán las nuevas incorporaciones, foráneas o cubanas".

"Los grandes mamíferos no deben ser exhibidos en recintos pequeños, se debe pensar en el hábitat del animal, ellos necesitan mucho espacio, condiciones de semilibertad, como las que ofrece el Zoológico Nacional".

La mortalidad en nuestro centro es baja, muchos animales mueren de longevidad. Acá nunca ha muerto un flamenco por enfermedad, los que hemos perdido han sido por la agresión del público. La indisciplina social golpea mucho el funcionamiento de la instalación, agregó.

Evitar hechos vergonzosos es una prioridad para la preservación de la colección. El rescate de un proyecto de charlas educativas por las áreas, a cargo de los cuidadores (técnicos medios en Atención Animal) es fundamental para instruir al público en cómo proteger el entorno.

El esfuerzo por lograr la armonía y preservación del Jardín Zoológico y sus especies, va más allá de visitantes y trabajadores. Implica también a la sociedad y a todas aquellas entidades relacionadas con la conservación de este emblema habanero.

 

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