En el tranquilo caserío de Punta de Diamante, varios enlaces
transmitieron la decisión que pronto sirvió para poner en completa
disposición combativa a una pequeña unidad del sistema defensivo
territorial, en la que se hermanan campesinos, trabajadores
estatales y experimentados combatientes de contiendas africanas.
"Aquí cualquiera sabe hacer una chabola o la construcción rústica
que haga falta, pero lo principal para una fuerza de reservistas es
la preparación combativa y estudiar bien la composición del ejército
enemigo y el probable carácter de sus acciones", asegura el
subteniente Edeydi Izquierdo Díaz.
En la tropa abunda el entusiasmo, el interés y la mezcla de
experiencias combativas de las misiones internacionalistas con la
energía de los jóvenes soldados. "No nos preparamos para invadir a
nadie —dice Edeydi—, sino para defender al país; aquí hay un pueblo
organizado y dispuesto a luchar por nuestra tierra y nuestras
familias".
Vestir otra vez el verde olivo le devuelve a Carlos Rosa Castro
los pasajes de la contienda angoleña, donde se desempeñó como
tanquista de las tropas internacionalistas de la Isla: "Aquellos
conocimientos me ayudan mucho para asimilar rápido este
entrenamiento del Bastión y actualizarme en las nuevas misiones a
cumplir".
Lo mismo piensan los restantes miembros de la pequeña unidad, que
entre sus ventajas sobre el enemigo cuentan el haber vivido siempre
en el campo, llevarse como hermanos en el barrio y conocer,
centímetro a centímetro, la tierra que pisan y defienden.