Dar la cara

PEDRO DE LA HOZ

Aun cuando las experiencias que se desarrollan en las provincias de Artemisa y Mayabeque una vez generalizadas a escala nacional y a su debido tiempo apunten hacia el perfeccionamiento estructural y funcional de los órganos locales de gobierno, se debe, desde ahora mismo, atajar determinados problemas que dependen de la actitud y el compromiso de quienes asumen responsabilidades administrativas.

La rendición de cuentas del delegado ante sus electores, proceso periódico que nuevamente se lleva a cabo por estos días, revela los diversos niveles de identificación entre gestores y administradores con los asuntos que preocupan a la po-blación.

Si por una parte es demasiado obvio que para el delegado ese encuentro constituye uno de los momentos más importantes en el ejercicio de su mandato, en tanto legitima su representatividad, facilita la comunicación y permite apreciar el estado de cosas de la comunidad, no estoy seguro que esa misma percepción la tengan en la actualidad todos los electores debido a la concurrencia de circunstancias y factores que han erosio-nado en no pocas circunscripciones el acto de rendición de cuentas.

A nadie convence la retórica justificativa que a veces pre-domina en el discurso y no es que el delegado (o la delegada, pues crece el número de mujeres en quienes confía el electorado) no insistan ni persistan en el encauzamiento de los problemas y la búsqueda de soluciones, sino de que no cuentan con respuestas ni argumentos convincentes, porque también a ellas y ellos se les han hecho inaccesibles.

Un delegado, que va ya por su cuarto mandato, decía: "Lo peor que me pueda pasar es llegar desarmado a las asambleas con mis electores, con respuestas poco creíbles. La gente tiene más cultura política que lo que cualquiera se imagina y no admite vaguedades".

Parte de esa cultura política pasa por la comprensión de coyunturas y dificultades materiales que impiden que tal o cual asunto hallen una pronta y adecuada solución. Sin em-bargo nada impide, más en estos tiempos en que el ordenamiento del país, a medida que se implementan los Linea-mientos Eco-nó-micos y Sociales aprobados en el último Con-greso del Partido, comienza a registrar un salto cualitativo, que los representantes del pueblo dispongan de datos sobre la planificación, la factibilidad y las prioridades de cada solución y los transmitan a sus electores.

Pero lo que más estos reclaman es la visibilidad y el compromiso de los gestores y administradores en las asambleas. Que den la cara y expliquen por sí mismos las demandas de la población y se sometan al escrutinio público. Algunos lo hacen, otros no y entre los ausentes, por mucho que el delegado repita una y otra vez que se les ha invitado a la reunión, hay quienes nunca se dan por enterados.

Los cuadros de las direcciones y empresas son servidores públicos y hay que recordárselo.

 

| Portada  | Nacionales | Internacionales | Cultura | Deportes | Cuba en el mundo |
| Comentarios | Opinión Gráfica | Ciencia y Tecnología | Consulta Médica | Cartas| Especiales |

Subir

 

 

ecoestadistica.com