Juan Barahona, uno de los líderes sociales que protagonizó la
resistencia en las calles contra la arremetida de la derecha, es hoy
el designado a vicepresidente por el partido Libertad y Refundación
(Libre), cuya candidata, Xiomara Castro de Zelaya, propone cambios
profundos al sistema político y económico de su país.
Libre, que recoge a distintas fuerzas políticas progresistas y
antifascistas, se ubica entre los primeros puestos de prácticamente
todas las en-cuestas para disputarle la presidencia al candidato
oficialista del Partido Nacional de Honduras, Juan Orlando
Hernández. Un acontecimiento sin precedentes para una organización
política fundada hace apenas dos años.
Barahona considera que el escenario en el que se decide el futuro
de Honduras no ha cambiado mucho desde el 2009. "Las instituciones
del Estado están dirigidas por el golpismo, la represión continúa,
la violación de los derechos humanos continúa", declaró a Granma
vía telefónica.
El también subcoordinador del Frente Nacional de Resistencia
Popular (FNRP) aseguró que la derecha no tiene ninguna intención de
entregar el poder y los actuales comicios se dan con sus reglas,
leyes y árbitros.
"Aún así, con toda esa adversidad y situación política de
represión y criminalidad, hemos avanzado. Tenemos una fuerza social
que es el FNRP y una fuerza política que es el partido Libre".
Barahona apuntó que solo la voluntad del pueblo puede generar un
cambio en Honduras, y ese respaldo popular es el que ha posibilitado
el surgimiento de Libre.
Lograr ese objetivo no se avizora como una tarea sencilla. Además
de conseguir la compleja unidad de diversas corrientes en una sola
organización, Libre también debe enfrentar una oligarquía nacional
que ya estuvo dispuesta a utilizar todos los métodos posibles para
remover del poder a un presidente liberal, Manuel Zelaya, que había
iniciado un prometedor proceso de transformaciones en beneficio de
las clases populares.
Esos sectores no le perdonaron nunca a Zelaya, quien es dirigente
del partido Libre y candidato a diputado, su adhesión a mecanismos
de integración latinoamericana como el ALBA.
Pero Barahona confía en que hoy existen condiciones para dar
continuidad a ese proyecto. "Una de las ventajas es la organización
social del pueblo hondureño en el Frente y en el Partido. Esas dos
instituciones tienen un gran respaldo en la población y eso nos
permitiría hacer cambios con mucha fuerza y con mucho apoyo desde el
poder".
Las modificaciones —refiere— comenzarían con la convocatoria de
una Asamblea Nacional Constituyente para avanzar en la refundación
del Estado.
Pero la repercusión de una victoria no se limitaría al ámbito
nacional. "Si nosotros ganamos las elecciones se fortalece la unidad
centroamericana y latinoamericana, porque no podemos olvidar que
Honduras ha sido geográfica y geopolíticamente de mucho interés para
los Estados Unidos y eso, de una u otra manera, ha impedido que el
país se inserte en la integración regional".
La decisión final la tomarán este domingo más de cinco millones
de hondureños en capacidad de votar.