Así se ha impuesto durante 19 campañas en el béisbol, aunque solo
ha integrado la selección nacional en la Copa del Mundo del 2003 y
el Tope Amistoso con los Orioles de Baltimore, donde impresionó con
un fenomenal despliegue ofensivo.
Danel no ha parado nunca y se burla de los años, pues en las
últimas cinco temporadas su rendimiento tiende al alza, incluso,
tuvo la dicha de ayudar a Villa Clara a obtener el título doméstico
luego de 18 años en el dique seco, aportando liderazgo y con el
mismo entusiasmo del muchacho que jugaba pelota en Sabana la Mar, su
tierra natal.
"Nací en un monte a tres kilómetros de Manatí, y ahí me apunté en
boxeo con los activistas, pero cuando apareció el béisbol me cambié
de deporte. Ya yo jugaba en un descargadero de ganado con los amigos
del poblado, campeonatos fuertes de verdad. Recuerdo que hacíamos
unos cuadros en la pared para jugar, algo así como ‘el taco’, solo
que con una bola muy dura de piedra, hilo y esparadrapo."
Luego estuvo cerca de no ser pelotero, pues lo aprobaron en la
Escuela de Profesores de Educación Física de Camagüey, solo que su
papá le aconsejó que por sus antecedentes en el béisbol como tercer
bate de los conjuntos provinciales podía imponerse, y así fue.
—¿Fue muy brusca tu entrada a la pelota?
—Imagínate, tenía 15 años cuando integro por primera vez Las
Tunas, una etapa muy compleja porque había muchos peloteros
establecidos. Pasé trabajo y como mi único deseo era jugar pedía que
me bajaran a la Liga de Desarrollo para tener la oportunidad de
salir al terreno. Por suerte, un día en Puerto Padre me pusieron en
tercera y conecté cudrangular en mi debut contra Ciro Silvino Licea,
ya después seguí con buen rendimiento ofensivo y me buscaron un
hueco, lo mismo en la antesala que en segunda.
—Entonces, ¿el campo corto?
—Nunca pensé jugar de torpedero, porque Jorge Hierrezuelo era el
titular, pero la ne-cesidad del equipo me puso allí teniendo en
cuenta que ya conocía la posición en otras categorías y con empeño y
dedicación logré establecerme.
—¿Es tu posición favorita?
—Sí, por allí salen muchas conexiones, pero la experiencia me ha
dicho que yo no era campo corto, y no debido a problemas con el
desplazamiento o en el brazo, sino porque mi fuerte estaba en el
bateo y esa es una posición más defensiva. De todas formas, no hice
tantos errores, anduve parejo con Germán Mesa y Eduardo Paret, que
eran estrellas con el guante.
—¿Un verdugo entre lanzadores?
—Se me hizo muy difícil Pedro Luis Lazo. Tenía una fluidez en los
movimientos impresionante, se enroscaba bien y sus sliders
eran demasiado rápidos, nunca le pude conectar con facilidad.
—¿Secretos para mantener un nivel físico tan alto?
—¿Quieres que te diga? Yo entreno y trabajo mucho, una labor
diaria y constante que es imprescindible para lograr un rendimiento
alto más allá de la edad, pero considero que el secreto de la
durabilidad está en mi niñez, en la alimentación que tuve por
aquellos años en Sabana la Mar, me ha ayudado a conservar la
vitalidad de una manera que nadie puede imaginar.
—¿Hasta dónde llegará Danel Castro?
—Todavía hago pesas, que me mantienen en forma, pero siento que
algo dentro de mí se va apagando, una señal normal a los 37 años.
Solo que me cuesta rendirme, ahora el equipo necesita que juegue en
segunda y tengo que hacerlo, empezar a coger rollings para
recuperar reflejos, algo que no hice en la preparación, pues yo
pensaba solo estar de designado.