Gas de esquisto

Una aventura demasiado peligrosa

ELSON CONCEPCIÓN PÉREZ

La batalla de las transnacionales por el dominio de las reservas no convencionales de combustibles puede darse en cualquier parte del planeta. Desde hace algunos años, la extracción del gas de esquisto contamina el ambiente lo mismo en las frías tierras canadienses que en la convulsa Europa.

infografía: ecología verde
La técnica de extracción del gas de esquisto ha sido criticada por los ambientalistas.

Igual sucede en Estados Unidos, donde un tercio del gas que se saca de las entrañas de la tierra viene de las rocas de esquisto.

En México la alarma está activada ante la posibilidad de que los enormes gastos de agua para extraer el gas de las rocas pueda hacer más crítica la situación de la nación azteca, en muchos lugares con déficit del líquido, además de su contaminación.

Para excavar solo un pozo se necesitan entre 7,5 millones y 30 millones de litros de agua, según un despacho de IPS.

El panorama actual se ha puesto candente en Rumanía, un país con poca cobertura mediática pero donde las protestas reiteradas han obligado a la transnacional Chevron a suspender por ahora la extracción del gas de esquisto.

Según despachos de prensa recientes, miles de personas de más de 20 países se manifestaron en diversas jornadas para exigir el fin del fracking (fractura hidráulica) y otras "peligrosas" técnicas de perforación para la extracción del gas de esquisto. Los asistentes pidieron a los políticos que "abran los ojos" a las consecuencias de esos procederes.

Los rumanos llevan nueve domingos consecutivos de protesta porque la extracción de gas por la transnacional norteamericana Chevron dañaría el medio ambiente en la provincia de Vaslui, al noreste del país.

HISTORIA CONTAMINADA

Esta historia comenzó a principios de los años ochenta, cuando George P. Mitchell, un em-presario de Houston, Estados Unidos, constató que su empresa gasífera pronto quedaría sin producto comercializable.

Su angustia solo cesó al leer informes geológicos que señalaban que el gas natural que estaba atrapado en el esquisto (una densa roca de textura pizarrosa o arcilla compacta) podría liberarse y fluir.

Unos años más tarde, se concibió la técnica llamada fracturación hidráulica, y si en el año 2000 el gas de esquisto representaba apenas el 1 % de los suministros de gas natural de Estados Unidos, hoy supera el 25 %, de acuerdo con informes oficiales.

Tanto en Estados Unidos como en Cana-dá, el proceso para la extracción del gas de esquisto se basa en taladrar verticalmente las rocas inyectando agua y sustancias químicas a gran presión hasta una profundidad de mil a 3 000 metros y luego hacer hoyos horizontales de unos mil metros.

Los especialistas señalan que dicha fractura provoca la filtración atmosférica del metano, que tiene un efecto invernadero 25 veces mayor que el dióxido de carbono y la contaminación del agua subterránea.

En el estado norteamericano de Colora-do, donde la explotación del gas es muy alta, los habitantes colindantes con los pozos han denunciado que el agua que beben está altamente contaminada.

En tanto, en Canadá pobladores y ecologistas denuncian que la obtención del gas está causando daños irreparables a los parques naturales de valor universal.

Según pronósticos de la Administración de Información Energética norteamericana (EIA, por sus siglas en inglés), la producción del gas en el país se incrementará en un 44 % hasta el 2040.

En enero del año 2012, en una Reflexión del Comandante en Jefe Fidel Castro, titulada Marcha hacia el abismo, el líder histórico de la revolución advertía que "numerosos peligros nos amenazan, pero dos de ellos, la guerra nuclear y el cambio climático, son decisivos y ambos están cada vez más lejos de aproximarse a una solución".

En el propio artículo abordaba el tema del gas de esquisto y precisaba que para su extracción se demandan grandes volúmenes de agua, y la excavación y fractura generan enormes cantidades de residuos líquidos que pueden contener químicos disueltos y otros contaminantes que requieren tratamiento antes de su desecho.

Baste señalar que entre las numerosas sustancias químicas que se inyectan con el agua para extraer este gas se encuentran el benceno y el tolueno, que son sustancias terriblemente cancerígenas.

Y advertía Fidel: "Es una aventura demasiado prematura y peligrosa".

 

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