Como un problema sanitario de primera magnitud, que hasta el
momento no ha recibido la atención que merece, calificaron la muerte
súbita cardiovascular los participantes al primer simposio cubano
sobre esta problemática, que causa anualmente más de diez millones
de fallecimientos en el mundo.
La necesidad inaplazable de educar y capacitar a la población
sobre cómo proceder ante un evento de este tipo, centró el debate de
los participantes a la cita, ante la alta incidencia de la muerte
súbita en el medio extrahospitalario.
Juan B. López Messa, jefe del servicio de Medicina Intensiva del
Complejo Asistencial Palencia, España, insistió en el aumento de las
posibilidades de recuperación de las personas si se aplican oportuna
y rápidamente las medidas de reanimación cardiopulmonar, lo que
dependerá en mayor medida de los testigos presenciales.
De ahí que, explicó López Messa, cada eslabón de la cadena de
supervivencia sea esencial: recepción y solicitud de ayuda,
intervención de los testigos en la resucitación cardiopulmonar, la
desfibrilación temprana si se dispone de ella, intervención de los
servicios de emergencia y los cuidados posresucitación.
Álvaro Sosa, especialista en Terapia Intensiva del hospital
Calixto García, señaló que las maniobras de resucitación básicas
inmediatas pueden elevar a más de un 40 % la supervivencia; y
comentó que nuestro país debe formar instructores de reanimación en
la población.
"Lo ideal sería introducirlo en los niveles de enseñanza, pues se
ha de-mostrado que tres años sucesivos dan-do un curso de
reanimación son suficientes para retener las habilidades el resto de
la vida", explicó Sosa.
La validez de la creación de un registro nacional e internacional
sobre muerte súbita cardiovascular, con el que muy pocas naciones
cuentan, fue otro de los temas discutidos a fin de poder evaluar los
cambios en los modos de actuación, y estudiar la influencia de otros
factores.