La mujer de la foto trabaja en el vertedero municipal de Dandora,
en Nairobi, Kenya. Un trabajo que consiste en rescatar de la basura
todo aquello que le pueda reportar algún beneficio.
El lugar es el vertedero más grande de África y un foco de
contaminación para las personas que viven en sus alrededores, no
pocas de las cuales presentan significativos niveles de plomo en la
sangre a causa de las concentraciones de gases en descomposición.
Una corrupción ambiental de la que se derivan trastornos renales,
problemas respiratorios y cáncer.
La mujer de la foto, sin duda joven y con cierta distinción en el
porte (vean el cuello, la verticalidad de su espalda), parece haber
tenido un buen día de trabajo a juzgar por los bultos que logró
reunir en torno a ella. El cielo es de un gris plomizo y no obstante
la pobre vegetación, pudiera conjeturarse que lloverá. En cuanto al
hedor imperante, habría que imaginarlo.
Pero la placidez que emana de esta imagen no proviene del
"provechoso día" de la mujer en el basurero, sino del acto en que
ahora está enfrascada.
Ha encontrado un libro y olvidándose del mundo circundante, cruza
las piernas y lee con una concentración que estremece.
Y sin proponérselo —¿habría que decirlo cuando la foto habla?—,
le envía un guiño de complicidad a todos aquellos que en el mundo
siguen escribiendo.