WASHINGTON.—
Las torturas físicas y psicológicas aplicadas por guardias
estadounidenses contra reos en la cárcel creada por Estados Unidos
en Guantánamo llevan a estos al suicidio, denunció hoy el exdetenido
australiano David Hicks.
Durante una entrevista con la cadena Russia Today,
Hicks describió los abusos a los que fue sometido por sus carceleros
en el enclave que Washington ocupa en el sureste de Cuba en contra
de la voluntad de las autoridades de ese país.
El australiano rompió las condiciones de silencio
impuestas por las autoridades para liberarlo, entre las cuales,
incluso se declaró culpable de ayudar a terroristas, algo que nunca
hizo y dijo que su confesión fue hecha bajo coacción y no tuvo más
remedio que confesar.
En la prisión fue sometido tanto a tortura mental
como psicológica, obligado a tomar inyecciones y fue llevado al
borde del suicidio por el personal de la prisión, dijo. "Yo y todos
los demás éramos torturados a diario", subrayó.
Señaló que las torturas incluían las clásicas
palizas físicas hasta una amplia gama de acciones psicológicas, sin
descontar experimentos médicos a los que todos temían, pues eran
golpeados si se resistían.
En otra parte de sus denuncias, el joven australiano
señaló que el hecho de ser blanco y hablar inglés le daba un
privilegio en la prisión y le permitió evitar "ser golpeado y
torturado más", algo que árabes y afganos enfrentaron porque no
hablaban inglés en absoluto.
Al ilustrar las palizas que recibían los reclusos
dijo que en oportunidades tenían que utilizar mangueras y cepillos
de lavar para eliminar la sangre del piso de cemento tras los abusos
de los carceleros.
Subrayó que luego de cinco años de detención pensó
en el suicidio pues había perdido la capacidad de luchar, tener
esperanza y creer que la justicia prevalecería.
El llamado "taliban australiano" fue liberado tras
ser obligado a declararse culpable aunque a su regreso a Australia
fue puesto bajo confinamiento solitario en una prisión en Adelaide,
donde tenía prohibido hablar de sus experiencias.