En un comunicado conjunto emitido en el Palacio de Convenciones
de la capital cubana, las partes detallaron el alcance del consenso
logrado en el punto dos de una agenda de seis.
Entre los aspectos claves en los que se llegó a un entendimiento
están los derechos y garantías para el ejercicio de la oposición
política en general y en particular para los nuevos movimientos que
surjan tras el fin del conflicto.
De la misma manera se acordaron mecanismos democráticos para la
participación ciudadana y la inclusión en la política de todos los
sectores, incluyendo los más vulnerables.
Aclararon, sin embargo, que lo convenido hasta ahora forma parte
un acuerdo más amplio que esperan finalizar pronto. El texto cita el
principio que rige los diálogos de que "nada está acordado hasta que
todo esté acordado". Es decir, los avances particulares están atados
a la consecución de la paz.
Aunque parcial, el éxito en un segundo punto después del acuerdo
histórico logrado en mayo sobre la problemática agraria, lleva a la
experiencia de La Habana a un territorio inédito en los múltiples
diálogos de paz entre el Gobierno y la mayor guerrilla del país.
Para encontrar el referente más cercano habría que remontarse a
las conversaciones con Belisario Betancur en la década de los 80,
que alcanzaron su máximo desarrollo con la firma de los Acuerdos de
La Uribe, centrados fundamentalmente en la cuestión política y la
dejación de las armas.
De aquella experiencia salió el partido Unión Patriótica (UP),
nutrido de guerrilleros desmovilizados, cuyo alcance se diluyó con
el exterminio masivo de sus miembros en cifras que oscilan entre 1
000 y 4 000.
El jefe de la delegación de paz de las FARC-EP, Iván Márquez,
llegó incluso al Congreso de la República después de dejar las
armas, pero como muchos otros tuvo que regresar a la guerrilla ante
el riesgo para su vida.
Sin dudas, la cruenta historia de la UP pende sobre los debates
actuales. Precisamente uno de los acuerdos divulgados ayer fue la
creación de un sistema integral de seguridad para el ejercicio de la
política sobre la base del respeto por la vida y la libertad de
pensamiento y opinión.
La repercusión trasciende a unas futuras FARC-EP integradas a la
vida política nacional. De hecho, se plantea la convocatoria de un
foro en Colombia con vistas a la creación de un estatuto de la
oposición, un viejo anhelo para dejar claras las reglas del juego.
Otros aspectos en los que se avanza en esta ocasión son el
reconocimiento de la necesidad de "cambios institucionales",
incluido el sistema electoral, así como medidas concretas para
"garantizar y promover una cultura de reconciliación, convivencia y
tolerancia", un tema sensible para una nación marcada por la
violencia.
Igual de novedosa e interesante es la aproximación que se le ha
dado al problema de la participación política de las regiones más
afectadas por el conflicto armado, que históricamente han vivido al
margen de lo que sucede en Bogotá. Se propone para ellas un sistema
especial para aumentar su presencia en la Cámara de Representantes.
Colombia y buena parte del mundo tenían desde hace meses los ojos
puestos en la mesa de paz de La Habana, y finalmente en el
decimosexto ciclo de las conversaciones llegaron a nuevos resultados
concretos. A su ritmo, los diálogos demuestran que caminan, y la paz
está al menos más cerca que un año atrás.
GOBIERNO |
FARC-EP |
El presidente Juan Manuel
Santos se dirigió al país desde Bogotá y aseguró que
está convencido que la paz es posible y no se van a
romper las conversaciones cuando estas muestran avances.
“Sería irresponsable sacrificar la mayor oportunidad de
paz por cálculos políticos o cuestiones de tiempo”, dijo
y añadió que es el momento de “continuar y acelerar”. El
jefe de la delegación gubernamental, el exvicepresidente
Humberto de la Calle, consideró en La Habana que el
acuerdo sobre participación política abrirá el camino
para arraigar definitivamente la paz luego de la
terminación del conflicto. “Estamos buscando entonces la
reconciliación, que la política esté libre de la
intimidación y la violencia. Nunca más política y armas
juntas”, dijo. |
El líder de la delegación de las FARC-EP, el comandante
Iván Márquez, ratificó la necesidad de que en Colombia
se respete el derecho a la vida y las posiciones
políticas divergentes. “Colombia vive una primavera de
sueños de justicia; sobre todo, los más humildes, los
desposeídos, se han lanzado a las calles a decirle a los
gobernantes que no pueden seguir ignorándolos”, afirmó.
Márquez reconoció la significación del entendimiento con
el Gobierno en el tema de la participación política pero
añadió que la paz depende también de otros factores,
como la terminación de la corrupción y ponerle punto
final a las interferencias de las mafias que han
capturado todos los poderes del Estado. |
DECLARACIÓN DEL
GARANTE DE CUBA RODOLFO BENÍTEZ |
Saludamos los importantes resultados
alcanzados por el Gobierno de Colombia y las Fuerzas
Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo
(FARC-EP) sobre el Punto 2, referido a la Participación
Política, de la Agenda de los Diálogos de Paz que tienen
lugar en La Habana. Estos acuerdos, que se suman a los
anunciados el pasado 26 de mayo respecto al Punto 1,
concerniente a la Política de Desarrollo Agrario
Integral, constituyen un nuevo paso de avance en los
esfuerzos por alcanzar la paz en Colombia. Cuba, en su
condición de país Garante en la Mesa de Conversaciones,
de conjunto con Noruega, continuará contribuyendo, en
todo lo posible, al logro de un Acuerdo Final para la
terminación del conflicto y la construcción de una paz
estable y duradera en Colombia. |