La huelga coincidió con la visita de los representantes de la
troika conformada por la Unión Europea, el Banco Central Europeo y
el Fondo Monetario Internacional, para proseguir la auditoría
iniciada en septiembre de las cuentas y las reformas en marcha del
gobierno de coalición liderado por Antonis Samaras.
El Gobierno griego espera de la Troika, el desbloqueo de un nuevo
tramo de mil millones de euros de ayuda.
La huelga es una acción de protesta contra los recortes en los
derechos laborales, la abolición de facto de los convenios
colectivos, el despido o traslado forzoso de funcionarios, la
privatización de empresas públicas y un nuevo impuesto sobre
inmuebles. Alrededor de 7 000 personas se reunieron en Atenas y unas
2 000 en Salónica.