Dueños de una forma de hacer única y polémica, nacida al calor de
las situaciones originadas por los cambios aportados por la
Revolución triunfante, el Escambray se mantiene como un grupo
imprescindible de la escena cubana actual.
El GTE ha sido mucho más que una simple conjunción de actores que
deambulaban lomas y comunidades en busca de contar historias; es una
verdadera escuela, un centro de entrenamiento para actores y
dramaturgos, de jóvenes graduados de nuestras escuelas de arte,
quienes encontraron allí la savia de lo mejor de la escena en Cuba.
Ya no son los tiempos de La vitrina, El juicio,
Ramona, La emboscada, Los novios o Molinos de
viento, entre otras obras cumbres del elenco, sin embargo nuevas
propuestas y modos de hacer han surgido de la mano de Rafael
González, su director, quien ha sabido adaptarse a la situación
actual.
En esta evolución, ahora se abordan otros asuntos también
interesantes como los problemas relacionados con la vida laboral y
los valores éticos dañados por el periodo especial; todo ello sin
dejar de poner el acento en el trabajo comunitario, incluso fuera de
Cuba, como el que han realizado en Venezuela como parte de la Misión
Cultura.
Hoy como ayer, prima en el elenco un trabajo colectivo, fruto de
la investigación social, el rigor y la consagración total a lo
realizado, donde los jóvenes teatristas incorporados al grupo
de-muestran con su talento que hay Teatro Escambray para rato.