Nada que ver con la lánguida e irrepetible mirada de Greta Garbo
en el filme clásico de Clarence Brown en los albores del cine
sonoro. Ni con la noción espectacular de la más reciente y aplaudida
adaptación del director británico Joe Wright, con Keira Knightley.
Olga Lerman transmite otro tipo de fuego en su interior. La versión
de Anna Karenina, con la que el Teatro Estatal Académico
Evgueni Vajtángov, de Moscú, inauguró el XV Festival de Teatro de La
Habana, está mucho más cerca del original tolstoiano y a la vez
mucho más lejos. La Rusia zarista y feudal, ya decadente, de finales
del siglo XIX, se revela en la atmósfera que se respira en la
escena, pero también, en el tratamiento dramático, se pueden
apreciar las coordenadas de un dilema moral y una encrucijada
sentimental que sobrepasa las barreras del tiempo.
Haber logrado esta perspectiva actual del texto original de León
Tolstoi sin que medien las palabras, a base de puras acciones
físicas, un diseño artístico mínimo en el que luces, vestuario y
elementos escenográficos se integran plenamente a la narración y una
banda sonora sorprendentemente eficaz (el no muy frecuentado
compositor Alfred Schnittke en primer plano), es mérito compartido
por la directora y coreógrafa Angélica Jolina, los diseñadores
Marius Yavtsovkis, Yuozas Statkevicius y Tadas Valeyka, y un elenco
en el que la Lerman encuentra correspondencia en las fabulosas
actuaciones de Evgueni Kniazev (Karenin), Dmitri Solomikin (Vronsky)
y una tropa que se desdobla con propiedad y audacia en disímiles
personajes.
Pero sobre todo da la medida de la noción artística de una
institución que por más de 90 años ha estado a la vanguardia de la
vida teatral moscovita. Pocas horas después de la presentación
inicial en La Habana, los protagonistas del acontecimiento
departieron con la prensa en el propio Teatro Nacional, donde mañana
domingo a las 5:00 p.m. el público podrá encontrarse por última vez
con la compañía rusa.
Para Jolina la intuición es muy importante. "No puedo explicar el
proceso creativo. Hice lo que mejor sé hacer, expresar conceptos y
sentimientos con el movimiento". El director artístico de la
compañía, Rimas Túminas, ponderó lo que representa para los actores
asumir el desafío propuesto por Jolina: "Los hizo crecer". Evgueni
Kniazev concordó con quienes opinan que el montaje de la versión de
la novela publicada por Tolstoi en 1877 implica el concepto de
teatro total: "En la escena me sorprendo con los movimientos
coreográficos que he debido aprender. Pero cuando observo desde un
lateral a mis compañeros siento que estoy asistiendo a la mejor
definición de un drama".
Más allá de la puesta, los enviados del Vajtangov dejaron
constancia de la significación de esta visita a Cuba. Su director
general, Kiril Krok confesó la emoción de saber que la
"representación tuvo lugar en área perteneciente a la Plaza de la
Revolución". En tanto David Smelianki, director de la Agencia
Estatal de Teatro adjunta al Ministerio de Cultura del país
euroasiático quiso adelantar próximos compromisos: "Tenemos que
estabilizar en la medida de nuestras posibilidades un fluido
intercambio entre la escena rusa y la cubana. En cuanto al público,
les aseguro que fue el mejor".