Historia para crecer
Germán Veloz Placencia
BANES, Holguín.— Cuando la llama del motor del cohete se resumió
en el estruendo de la trepada en busca del avión espía
norteamericano (U-2) abatido minutos después, a Maribel Simón
Hernández le dijeron que había escuchado un trueno. Fue la forma más
sencilla que el 27 de octubre de 1962 encontraron los padres para no
alterar la inocencia de una niña de cuatro años.
Escena
cotidiana en la Escuela de La Anita.
Maribel reside en La Anita, localidad donde instalaron el
campamento y las baterías coheteriles antiaéreas las tropas
soviéticas que asistieron solidariamente a Cuba en aquel convulso
periodo. Amable, comunicativa y paciente, como corresponde a quien
lleva más de 30 años en las aulas, asegura que comparte los
recuerdos con sus pupilos porque la historia hace crecer.
"En la casa hicieron todo lo posible por ocultarnos la gravedad
de los sucesos, pero notamos la tensión de los mayores. Un rato
después del ‘trueno’ pasó un miliciano con un arma al hombro y dijo:
¡Ya empezó! Años después me percaté que hablaba de una guerra que
finalmente se evitó".
Durante los últimos siete años, Maribel ha impartido clases a
alumnos de preescolar; pero antes lo hizo con los de primero a
cuarto grados, en la escuela rural Fernando de Dios Buñuel, hoy con
una matrícula de 26 educandos.
"Tenemos cuatro aulas y un cubículo de Computación con una
máquina. Me gusta llevar a los muchachos las comparaciones entre
épocas, para demostrar que hubo niños que no conocieron es-cuelas,
ni maestros. Aquí no hay biblioteca, pero semana por semana viene
una bibliotecaria y organiza con los alumnos lecturas de libros muy
buenos".
El
monumento, dañado por el huracán Sandy un año atrás, espera por
acciones de restablecimiento, entre ellas, recuperar el cohete que
los vientos derribaron.
Conocedora de la historia del lugar, refiere que el sitio de
ubicación del plantel, construido en 1969, fue parte del campamento
levantado por los militares soviéticos antes de trasladarse al área
desde la cual dispararon el misil.
La maestra Mirtha Ramírez Pérez apenas lleva dos cursos en La
Anita, pero conoce todo lo relacionado con el hecho de marras. Dice
que utiliza las clases de la asignatura El Mundo en que Vivimos para
mostrar la naturaleza tal y como es. Entonces aprovecha el
entusiasmo del grupo, lo lleva al monumento que re-cuerda el
acontecimiento bélico y lo introduce en la historia.
Un rato después del intercambio con las dulces maestras y sus
actuales alumnos, la suerte propició el encuentro con once muchachos
con uniforme de secundaria básica, quienes retornaban a La Anita
desde el centro mixto Juan Pedro Carbó, ubicado en el cercano
poblado de Los Ángeles.
Todos hablaron con cariño sobre los maestros de la escuela
primaria donde estudiaron cursos atrás. La más elocuente resultó
Iraima López Cansino, quien además de confirmar la realización de
acampadas en las cercanías del monumento, ofreció detalles del
cohete soviético y del avión yanqui derribado; y aseguró que cada
mes de octubre permanece en guardia para que en el centro mixto no
dejen de incluir en las efemérides importantes lo ocurrido 51 años
atrás en el barrio donde vive. |