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Doce años de la OTAN en Afganistán: un fracaso
histórico
Nazanín Armanian
Ninguna celebración por el aniversario de una guerra que,
convenientemente, ya es "olvidada" a pesar de que el país sigue
siendo ocupado por 66 mil soldados invasores, y sus gentes siguen
muriéndose por el conflicto.

Estados Unidos y sus
aliados no han logrado cumplir sus objetivos a pesar de los miles de
millones de dólares empleados.
El 7 de octubre del 2001, la coalición militar más amplia de la
historia, compuesta por unos 50 países, bombardeó al penúltimo país
menos desarrollado del planeta, en cuyo arsenal no había ni una
avioneta para defenderse. Solo en los primeros tres meses, los cazas
de la OTAN descargaron unas 10 mil toneladas de bomba sobre los
afganos, abrasándoles sobre una manta de nieve y frío. Miles
quedaron sepultados bajo los escombros de sus chozas de adobe;
millones huyeron descalzos, aterrorizados y hambrientos hacia
ninguna parte.
Once años después, el desplazamiento de civiles en el norte del
país aumentaba un 40 % respecto al año anterior. ¡Cuánto silencio
sobre los crímenes de guerra! Los artefactos inteligentes de la
Alianza destruyeron depósitos de agua, centrales eléctricas,
cultivos y ganado (¡hasta el zoológico de Kabul!) y provocaron una
silenciada catástrofe humana.
Cuando la OTAN pensaba que los afganos estarían mejor muertos que
vivos (bajo las bombas de fragmentación o por la munición radiactiva
que recibían en más cantidades que la suma de las utilizadas en la
Guerra del Golfo Pérsico y la de Yugoslavia juntas) las acciones de
la primera empresa fabricante de armas del mundo, Lockheed Martin,
se multiplicaban por 15 en la Bolsa.
Tentación por el expolio del patrimonio natural afgano. Que su
subsuelo, además de minas antipersonales y fosas comunes, alberga un
millar de minas de hierro, cobre, cobalto, oro, plomo, bauxita,
tantalio, esmeralda, rubí, plata, carbón o litio (utilizado en
baterías eléctricas) estimadas en un billón de dólares, ya había
sido publicado por los soviéticos en los años sesenta. En el 2001 ya
sabían que este era el Congo de Asia.
UN FRACASO HISTÓRICO
Sin embargo, ninguno de los objetivos de los ocupantes ha sido
conseguido, en parte por:
—El descontento popular a causa de los continuos bombardeos de la
OTAN a las bodas, funerales y escuelas; el asalto con total
impunidad de viviendas; la detención, humillación, tortura,
violación y matanza de los ciudadanos. En ocasiones, orinar sobre
sus cuerpos y colgar videos de los atropellos en internet. Son los
familiares de estas personas quienes atentan contra sus salvadores
atlánticos. Justamente es esta impunidad lo que pide el presidente
de Estados Unidos, Barack Obama, al gobierno afgano para mantener a
sus soldados después del 2014, a cambio de respaldar a la mafia de
turno que coloque en el poder. Hay unas diez prisiones privadas y
secretas al estilo de Guantánamo, por el territorio afgano.
—Un gobierno débil y corrupto, cuyo poder no va más allá del
palacio presidencial, y al que se opone gran parte de la población,
compuesta por minorías religiosas y étnicas, que exigen un
federalismo. En realidad, EE.UU. ha impedido la formación de estados
fuertes en los países que ha invadido, e incluso ha provocado su
desintegración (Yugoslavia, Iraq —donde el Kur-distán, de facto, es
independiente—, o Sudán que fue partido en dos).
—Es imposible negociar y controlar a los insurgentes fragmentados
en varios grupos autónomos, o convencer a los afganos, a estas
alturas, de las buenas in-tenciones de la Alianza, además, con esta
mirada superficial y simplista a un complejísimo país, su tejido,
sus necesidades y su psicología.
—Las dificultades de EE.UU. en Iraq a partir del 2005, que
posibilitaron la
reorganización de los Talibanes, y que estos emprendieran una
guerra asimétrica con la táctica de los Artificios Explosivos
Improvisados. Hoy controlan gran parte del país.
—El choque de intereses entre EE.UU. y sus aliados, que empezaron
a dejarle solo en aquel terreno empantanado, militar y
políticamente.
—La crisis económica que imposibilita mantener un despliegue de
tal tamaño.
OBAMA Y SU "HUELLA LIGERA"
"Huella ligera" o "diplomacia coercitiva" son enfoques diseñados
por John Kerry y Chuck Hagel, dos veteranos de Vietnam, que abogan
por acciones encubiertas, el uso de aviones teledirigidos o
ciberguerras en vez de intervenciones militares.
Tras los cambios en la cúpula de la defensa de EE.UU., y el
intento de desmilitarizar la CIA, Obama pretende que las guerras se
decidan en el Ala Oeste de la Casa Blanca, que no en el Pentágono.
La política de Petraeus en afganizar la seguridad —o sea,
entrenar y potenciar a los militares nativos—, fracasó con el
aumento de los "ataques verde sobre azul" (denominación procedente
de un juego de guerra en el que las fuerzas azules son los aliados,
las rojas las enemigas y las verdes, las de la nación agredida) que
ha provocado muchos muertos, ha destrozado la moral de las tropas
contratistas, y ha dejado a Obama sin un plan viable que defender.
Ahora Obama, que antes pensaba ganar la guerra y solo desea
acabar esta pesadilla de forma decorosa, negocia con Kabul la
adquisición de nueve megabases militares y la impunidad para sus
soldados, a la vez que Moscú protesta contra el uso militar del
suelo afgano cuando expire el mandato de la ONU. (Fragmentos
tomados de Público.es) |
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