Masividad en el fútbol, una cantera que conviene
aprovechar másOSMANY TORRES Y ARIEL
B. COYA
Por doquier, en parques, instalaciones y solares yermos de
ciudades o improvisados terrenos en comunidades campesinas, personas
de todas las edades, grandes y chicos, corren alegremente al grito
de gol. Y ya no solo bajo el influjo de un Mundial como antes cada
cuatro años, sino todo el tiempo. Tal efervescencia ha llevado al
fútbol a convertirse hoy por hoy en uno de los deportes más
populares en el país (si no el más popular).
Lamentablemente,
existen áreas como el Francisco Cardona, en el municipio de 10 de
Octubre, donde el fútbol se ha visto limitado a la iniciativa y el
esfuerzo propios de sus practicantes.
No en vano, observa el director técnico del equipo La Habana,
Dariem Díaz, el fútbol ha calado tanto en los cubanos que la
masividad es total y los talentos por descubrir pululan ahora en la
calle como pasa en Argentina, Brasil, Uruguay o cualquier otro país
de gran tradición.
Una cuestión cardinal vendría a ser entonces ¿qué se hace con ese
fenómeno? ¿Se aprovecha al máximo para detectar posibles prospectos?
¿Contribuye en verdad a elevar el nivel y la competitividad del
país?
¿TALENTOS EN OFF SIDE?
Para la doctora en Ciencias de la Cultura Física y el Deporte y
entrenadora de fútbol en la capital, Yunelsis Rodríguez, esa
masividad podría aprovecharse más. Aunque se trata de una parcela en
la que todavía hace falta trabajar con mayor ahínco, pues como
actividad organizada, en estos momentos, no existe una estructura
que propicie la captación de talentos a cabalidad, pese a que están
ahí, vinculados a centros de enseñanza o trabajo o en el barrio.
Como
coinciden en opinar varios entendidos, si se atiende y estimula,
esta fiebre futbolística podría contribuir grandemente a elevar su
nivel en el alto rendimiento.
Esto último, sin embargo, no garantiza que en dichos lugares
estén creadas las condiciones propicias para que las aptitudes de
los posibles futbolistas puedan ser apreciadas sistemáticamente.
En su experiencia particular: "se realizan captaciones, sí, pero
más bien por coincidencia con jóvenes y niños que vemos en una calle
por la que pasamos o si, por casualidad, vivimos en los
alrededores", puntualiza.
Y el tema de la asesoría y el apoyo logístico también se presta
al debate, pues en su opinión, "hay muchos eventos que se organizan
a lo largo del país por los propios practicantes a través de sus
esfuerzos".
Cierto es que bajo el eslogan Fútbol para todos, la Comisión
Nacional maneja diversos proyectos para promover y desarrollar esta
disciplina, como apuntan Miguel Roselló y Miguel Fuentes, a cargo
del fútbol base en esa instancia.
Gracias a convenios, existen el proyecto Inter Campus, avalado
por la FIFA, que en coordinación con el Inter de Milán italiano
ahora en noviembre vivirá su octava experiencia en el país y permite
trabajar con 60 niños por provincia, de Las Tunas, Holguín, Granma,
Santiago de Cuba, Guantánamo y La Habana. O el que auspicia la
UNICEF, bajo la supervisión de Gladys Bécquer, para promover la
práctica mixta de este deporte entre niños y niñas, premiando a los
equipos en función de la disciplina, el compañerismo, la solidaridad
y, por su-puesto, la destreza en el juego. Y, además, están los
certámenes de las diferentes categorías (pioneril, escolar,
juvenil... ).
La
Ciudad Deportiva es uno de los lugares donde más se puede apreciar
este tipo de masividad.
Pero si algo demuestra la realidad es que todo ello no es
suficiente. O por lo menos no alcanza para cubrir el amplio espectro
social que ha llegado a entretejer el fútbol en Cuba actualmente.
De ahí que al trabajo continuo que se aprecia en lugares como el
CVD Eduardo Saborit, del municipio capitalino de Playa, por ejemplo,
se contrapone el abandono en que han caído otras como el Área
Deportiva Francisco Cardona, en 10 de Octubre, donde la práctica del
fútbol ha sido literalmente dejada correr por su cuenta.
Aun así, todos los días allí se reúne bastante gente de todas las
edades. Se juega con los balones que alguno que otro lleva, ellos
mismos chapean el campo y se mantiene la masividad.
Pero como no tienen atención directa de ninguna institución, al
final todo se reduce a jugar por simple placer, como en tantos otros
lugares donde al caer la tarde no falta un balón que ruede.
Y es una lástima, como afirma Jorge Ricardo de la Osa, quien
durante dos décadas ha jugado allí, porque el deportista de alto
rendimiento se saca de las raíces, y por ahí, en áreas como esta,
hay cientos de talentos frustrados que no llegarán a ser los buenos
futbolistas que pudieron ser.
EL GOL DE CAMAQUITO
Quizá, en ese sentido, una muestra de lo que se puede lograr con
apoyo, dedicación y empeño es el proyecto Camaquito, que encabeza el
suizo Mark Kuster en la ciudad de Camagüey, en coordinación con la
Asociación de Fútbol de Cuba y las autoridades deportivas de esa
provincia.
No solo las Copas que organiza en todas las categorías han
contribuido a que el fútbol sea el deporte más popular allí, sino
que desde que el proyecto entró en marcha, como por arte de magia,
el equipo de la provincia siempre clasifica entre los cuatro mejores
de la nación y en dos oportunidades ha discutido el título del
Campeonato Nacional.
De ahí que, en palabras del periodista agramontino Fidel
Manzanares, Cama-quito se conoce; la gente lo sigue porque se hace
presente en los barrios y organiza eventos deportivos, respalda al
equipo Camagüey, capacita a los entrenadores...
Volviendo a La Habana, en Lawton desde hace tres años ha surgido
un torneo de minifútbol, que acoge a decenas de jóvenes de la
comunidad y con el paso del tiempo ha ido aumentando notablemente su
participación.
Actualmente se compite en tres divisiones, las dos primeras con
ocho equipos, y la tercera con nueve, además de una zona de
repechaje en la que se eliminan los aspirantes a ingresar.
Al decir de Dariem Díaz existen en todo el país miles de torneos
interbarrios muy bien organizados. Sin embargo, afirma, para
desarrollar el fútbol de primer nivel hay que institucionalizarlo y
darle un carácter más serio.
En realidad no se trata de suplantar esa espontaneidad o
"burocratizar" más la práctica del fútbol, sino de brindarle apoyo
para encauzar esa masividad que, sin du-da, bien asistida
metodológicamente, puede y debe dar frutos para el alto rendimiento,
como añade el exportero de las selecciones nacionales, José
Francisco Reinoso.
De ese modo, la clave estaría entonces en implicar a otros
sectores de la sociedad, empezando por las escuelas, para
organizarse mejor y poder trabajar todos mancomunadamente en aras de
propiciar competencias de más duración y fortalecer la masividad,
sin que esta fiebre balompédica pase sin más. |