El legado de Edgardo Martín llegó al auditorio que se reunió en
el Oratorio San Felipe Neri, sede del Lyceum Mozartiano de La Habana
en el centro histórico de la capital, durante una velada que puso de
relieve el valor de una obra significativa en el panorama de la
creación insular del siglo XX.
Preocupado por articular los perfiles de una identidad sonora con
los rigores de la expresión formal, desde los días en que bajo la
égida de José Ardévol integró en la década de los 40 el grupo
Renovación Musical, Edgardo puso sus mayores empeños en hacer
trascender las esencias del son. Han sido reconocidas sus Soneras
para orquesta sinfónica. En esta oportunidad, el maestro Ulises
Hernández dio prueba de esa vocación con la ejecución de Sonerita
no 1,y se unió a la violista Anolan González para sacar adelante
las dificultades expresivas de Recitativo y aria para viola y
piano. Antes, el pianista Víctor Díaz asumió dos preludios para
ese instrumento, el segundo sumamente interesante por su dinámica.
El concierto fue el marco ideal para presentar el libro
Edgardo Martín, vida y pensamiento musical, de Ricardo Guridi,
un nuevo aporte del Museo Nacional de la Música y su colección
editorial dirigida por Radamés Giro.
En la concepción del programa, Ulises desplegó un repertorio que
no solo permitió acercar al público a parte de la obra de Edgardo,
sino también contextualizarlo con la interpretación de piezas de sus
compañeros de ruta Alfredo Diez Nieto (el Capricho para piano
todo un descubrimiento), Gisela Hernández, Argeliers León y Harold
Gramatges.