Abonos orgánicos para una agricultura sostenible

LAS TUNAS.— Las cuantiosas afectaciones causadas a la agricultura cubana por el prolongado y criminal bloqueo de los Estados Unidos, más los efectos de la crisis económica mundial, los altos precios de los fertilizantes químicos en el mercado exterior y las nocivas consecuencias de esas sustancias para el medio ambiente, hacen que Cuba fomente la producción y aplicación de abonos orgánicos, en busca de una agricultura sostenible, tanto desde el punto de vista económico, como ecológico.

Así quedó explícito en el Lineamiento 187 de la Política Económica y Social aprobada por el Sexto Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC), en abril del 2011: "Desarrollar una agricultura sostenible en armonía con el medio ambiente, que propicie el uso eficiente de los recursos fito y zoogenéticos, incluyendo las semillas, las variedades, la disciplina tecnológica, la protección fitosanitaria, y potenciando la producción y el uso de los abonos orgánicos, biofertilizantes y biopesticidas".

Dicha estrategia resulta particularmente beneficiosa para la provincia de Las Tunas, pues presenta características climáticas y edafológicas muy desfavorables para el sector agropecuario, que constituye la piedra angular de su desarrollo.

Catalogada como la provincia más seca de Cuba, esta demarcación es a la vez azotada por eventuales inundaciones y se encuentra entre las más deforestadas del país; cerca del 80 % de sus suelos están afectados por erosión, salinidad, mal drenaje, bajo contenido de materia orgánica y otros factores que limitan su fertilidad.

Para remediar esos problemas e incrementar los rendimientos, la diversidad y el volumen de las viandas, hortalizas, granos, frutas y otros vegetales, la carne y la leche, los agropecuarios tuneros utilizan diversas técnicas agroecológicas, aunque hay culttivos, como el frijol y el arroz, en los cuales aún es obligatorio el empleo de fertilizantes industriales.

Entre las acciones encaminadas al desarrollo de una agricultura sostenible en Las Tunas se recurre a la creación de barreras vivas y muertas, el arrope, el drenaje simple, la aplicación de abonos verdes y los restos de cosechas; la construcción de cercas vivas, tranques, muros de piedra, terrazas y trochas cortafuego.

También se extiende la utilización de la tracción animal, la reforestación de las márgenes hidrográficas, la surca en contorno o curvas de nivel y la siembra perpendicular a las pendientes.

Igualmente, se aplican métodos como subsolar, nivelar y rellenar el terreno, recoger los obstáculos y rehabilitar los pastos, junto a un uso más racional del agua, la siembra directa, la rotación de los cultivos y la fertilización orgánica.

En este último aspecto, de enero a agosto la provincia produjo más de 18 mil toneladas de humus de lombriz sólido y compost, cifra ligeramente superior a la registrada en similar etapa del 2012, y obtuvo, además, 900 litros de humus lixiviado, que es el líquido resultante del riego de los canteros de lombrices, el cual llega por gravedad a los sembrados y les aporta altos contenidos de ecológicos nutrientes.

Con ese volumen de abonos orgánicos, los agropecuarios del territorio beneficiaron las dos mil 450 hectáreas previstas para los ocho meses, aumentaron la superficie fertilizada con humus lixiviado y compost en igual periodo anterior, pero decrecieron casi un 10 % en el aporte de humus sólido a las plantaciones.

Los datos revelan que tanto la elaboración de esos ecológicos compuestos como su suministro a los campos distan de las posibilidades existentes y, aun más de las necesidades que tiene el país de disminuir las importaciones y el uso de abonos químicos, cada vez más caros y mayoritariamente nocivos para el entorno.

Ante esa realidad, son muchos los organismos e instituciones locales, nacionales e internacionales enfrascados en investigar y promover la producción y aplicación de estos y otros abonos orgánicos en Las Tunas, además de extender tecnologías y prácticas ecológicas capaces de contribuir al desarrollo de la agricultura, y en especial a la disponibilidad de alimentos, sobre bases plenamente sostenibles y sustentables. (Tomado del Periódico 26)

 

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