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¿Mediciones benevolentes, o qué? Enrique Montesinos Al finalizar la temporada competitiva en pista y campo del presente 2013 llega el momento de pasar revista no solo a los méritos en las principales competiciones, sino también a los rendimientos alcanzados.
En cuanto a las figuraciones cubanas, ya se ha evaluado en estas páginas que la mundialista en Moscú, de solo una medalla de plata, dos de bronce y ocho puestos finalistas para 32 puntos en total, constituye una de las más pobres en los campeonatos de mayores. En el Mundial de Cadetes (16-17 años), del 10 al 14 de julio en Donetsk, Ucrania, la actuación de Cuba se comportó ligeramente superior a las tres precedentes en unidades, pues el total de 34, impulsado por 4 medallas (1-1-2), clasifica además como el tercero mejor en los ocho certámenes celebrados a partir de 1999. Y en el Panamericano de finales de agosto en Medellín, Colombia, los juveniles (18-19 años) mantuvieron el segundo lugar por medallas (8 de oro y 3 de plata), mientras que 17 sitios entre los ocho primeros reportaron 102 puntos, a solo uno del mejor total obtenido después de 1997, cuando La Habana fue sede. Veamos entonces qué lograron nuestros atletas en los rendimientos individuales para codearse con los mejores de sus respectivas especialidades y categorías, lo que se expresa en las listas mundiales. Entre los mayores destaca el 4.90 válido para la primera posición del planeta en pértiga a cargo de Yarisley Silva. También el 17.69, tope personal del saltador de triple Pedro P. Pichardo, ubicado segundo, así como las terceras plazas de Omar Cisneros en 400 con vallas (47.93, récord cubano igual que el de Yarisley), y de la discóbola Yarelis Barrios por su 67.36. (Otro tercero fue el vallista Orlando Ortega, que decidió no seguir compitiendo por Cuba). En resumen, solo siete atletas continuadores para venideras lides figuran entre los 10 mejores del mundo, si sumamos a Ernesto Revé en triple (quinto), Guillermo Martínez en jabalina (sexto) y Yaimé Pérez en disco (octava). Ascienden a 13 los contemplados entre los 20 primeros. Y apenas 21 (incluido el relevo largo varonil) clasifican entre los 50 mejores, tres de ellos todavía en edad juvenil. Aun sin cifras previas para comparar, salta a la vista que no se transita por un buen momento, por tener el atletismo 47 pruebas oficiales y en ellas tantos atletas del alto rendimiento como cada país pueda producir. Parece espejismo no contar en ese rango tan amplio, por ejemplo, con ninguna mujer jabalinista, o varones saltadores de altura y longitud, no obstante la tradición de campeones y recordistas al nivel tope. Podrán apreciar también (ver tabla) que más de la mitad de los tiempos y marcas que confirman dichas posiciones fueron concretados en La Habana durante diferentes fases de la preparación, a veces en etapas bien tempranas. Es cierto que para los cubanos la inmensa mayoría de las confrontaciones son los controles caseros, pero no concuerda con la metodología científica del entrenamiento deportivo obtener las mejores cotas con antelación del momento competitivo cumbre. Este fenómeno es "más viejo que Matusalem", abordado en reiteradas ocasiones, y las nuevas autoridades técnicas se anotarían un gran mérito si logran erradicarlo para evitar la decepción de llegar a la cita cumbre con un aval que el atleta sea incapaz de acreditar, que pone en tela de juicio la eficiencia de los técnicos, e inclina a pensar en "chiripazos" o en "mediciones benevolentes" si de competiciones domésticas se trata. Hay quienes no lograron cimas en la capital cubana quizá por entrenar mucho afuera, pero igual se adelantaron con relación a Moscú, donde solo pudieron realizarse, aun sin alcanzar medallas, Omar Cisneros, Mabel Gay y Yipsi Moreno, pues Leonel Suárez debutó allí. Por cercanía se consideran desempeños aceptables los de Pichardo (triple), Yarisley (pértiga), Yorgelis (heptatlón) y Rose Mary (800 m). JUVENILES Y CADETES En la división juvenil Cuba también cuenta con un líder mundial, el triplista Lázaro Martínez, en realidad de la categoría precedente, donde también es puntero universal. En total, hay 12 posiciones entre las diez primeras; 15 entre las 20, y 20 entre las 50 mejores del planeta, perspectiva parecida a la de los mayores. Igual pululan los registros topes en el estadio Panamericano. Apenas cuatro lograron crecer en Medellín, entre ellos los velocistas Arialis Gandulla y Reynier Mena, pues la mayoría mostró rendimientos inferiores obviados al no incidir en la importante conquista de medallas o puestos relevantes. El cadete Reynier Mena, en 200 metros, se unió a Lázaro Martínez como líder mundial. Suman 11 las plazas destacadas necesitadas de cultivar sin apresuramientos, pues son menos que mayores y juveniles, y además con abundantes registros habaneros topes, tantos en el gran total (33 de 54) que podrían derivar en una pérdida de credibilidad internacional inmerecida para la histórica validez cualitativa de nuestro atletismo.
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