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Una alerta de salud
¿Bebés viendo la TV durante 10 y 12 horas?
José A. de la Osa
delaosa@granma.cip.cu
Temprano
en la mañana de este mes de octubre recibimos, en la redacción
nacional de nuestro diario, una llamada telefónica de la doctora
Tania A. Peón Valdés, secretaria del Grupo Nacional de Psiquiatría
Infantil del Ministerio de Salud Pública.
"Los llamo, dice, porque tenemos interés que la población conozca
el daño que se puede provocar a la salud mental de los niños menores
de dos años cuando los exponemos al uso precoz y excesivo de la
televisión.
"Hemos tenido en nuestra consulta del Hospital Pediátrico
Universitario Pedro Borrás Astorga, en La Habana, pacientes que,
antes de cumplir el primer año de vida, han estado expuestos hasta
10 y 12 horas diarias a los estímulos televisivos, ya sean la TV o
el DVD".
Las afectaciones que ello origina son, en orden de gravedad,
déficit de atención, dificultades del desarrollo del lenguaje y un
trastorno del espectro autista al que se ha llamado "autismo
sobreimpuesto". Este último, considera la especialista, lo valoramos
de máximo interés en el momento actual.
Lo más doloroso, indica, es que muchas familias desconocen los
daños reales que la TV/DVD les están causando a los pequeños, y les
cuento que cuando las madres llegan a la consulta con el niño
aquejado de serias alteraciones conductuales, quedan "literalmente
impactadas" al conocer el enorme perjuicio que les han estado
infligiendo a sus hijos.
DIÁLOGO EN LA CONSULTA
Ni tardos ni perezosos, pocos días después de la llamada de la
doctora Tania Peón Valdés, nos dirigimos a su consulta para ampliar
las valoraciones científicas en torno a un tema de evidente interés
social.
Doctora
Tania A. Peón Valdés.
Nuestra entrevistada es también especialista en Medicina General
Integral y en Psiquiatría Infantil, Máster en Psiquiatría Social y
profesora de la Facultad de Medicina Comandante Manuel Fajardo.
Creo que se impone, le comento, esclarecer a qué se denomina
autismo y cuál sería el matiz que le introduce el término de
"autismo sobreimpuesto".
"El autismo primario, dice, es un trastorno profundo del
desarrollo en cuyo origen se combinan factores genéticos e
influencias ambientales, en el que está seriamente dañada la
posibilidad de interactuar y comunicarse, entender a los demás,
compartir emociones e imaginar, lo que se asocia frecuentemente con
conductas repetitivas que no cumplen en sí mismas función alguna
para el sujeto".
El matiz que le introduce el término de "sobreimpuesto" —refiere—
es la asociación entre la aparición de los síntomas y el uso precoz
y excesivo de la TV/DVD, la débil estimulación del lenguaje y del
contacto social por parte de la familia, y, sobre todo, la mejoría
clínica notable una vez que se ha eliminado la TV y se aplican por
la familia las diversas alternativas de estimulación de la
comunicación y la socialización que necesita un niño para
desarrollarse adecuadamente.
Comenta que en un estudio piloto en el área de salud del
Policlínico 19 de Abril, en la barriada capitalina de Nuevo Vedado,
se pudo constatar que eran frecuentes las alteraciones del
comportamiento en niños menores de dos años que estaban entre dos y
cuatro horas diarias viendo TV/DVD. Y esos problemas de
comportamiento se agravaban aún más a medida que se mantuvieran como
televidentes durante más horas.
"Como conclusión podríamos decir que a partir de las cuatro horas
diarias de ‘visionaje’ televisivo comenzaban a aparecer problemas en
el desarrollo del lenguaje y con más de seis horas se hacía evidente
la sintomatología autista".
SÍNTOMAS DEL "AUTISMO SOBREIMPUESTO"
Los síntomas que presentan los niños con "autismo sobreimpuesto",
refiere la especialista, no se diferencian prácticamente de los que
puede presentar cualquier paciente con autismo. Entre los más
significativos menciona, por ejemplo, que no responden a su nombre,
no utilizan el dedo índice para señalar, no muestran objetos ni
dicen adiós, no responden con sonrisas en la interacción con otros,
no muestran interés por las personas, y hacen rabietas frecuentes y
desproporcionadas.
A menudo el desarrollo del lenguaje se retrasa y cuando aparece
no cumple una función comunicativa adecuada. Es común que repitan
sin sentido textos de los programas de TV que ven, que hablen con un
tono que parece extranjero e inclusive que utilicen términos que no
son comunes en nuestro medio. Y ejemplifica: al platanito le dicen
banana, al juego de pelota, béisbol. Son niños, además, que pueden
tener pocas habilidades motoras, por lo que se muestran torpes al
correr, saltar, y en rutinas diarias como pudiera ser comer o
vestirse solos.
Debo subrayar, dice la especialista, que estos niños no tienen
igual evolución cuando inician el tratamiento en su segundo año de
vida —etapa en que apenas comienzan a hacerse visibles los síntomas
descritos—, que cuando tienen cuatro años y las manifestaciones se
han establecido y profundizado. En el caso específico del "autismo
sobreimpuesto" la posibilidad de curación está relacionada, además,
con la supresión de la TV.
¿CÓMO PROMOVER UN DESARROLLO ÓPTIMO?
El cerebro se desarrolla gracias a la cantidad de estímulos que
recibe y los tres primeros años de vida son cruciales para lograrlo.
Plantea por ello la doctora Tania que para que este desarrollo se
realice sanamente es imprescindible que se haga dentro de un
contexto familiar y social que propicie la interacción con el mundo
que le rodea.
"El lenguaje se estimula a través de conversaciones de la madre
(o persona al cuidado) con el bebé, desde su nacimiento y durante
las actividades de cuidado que le propicia. En los primeros meses es
necesario cantarle, arrullarlo, responder a sus vocalizaciones y
sonrisas, situándose frente a la cara del niño, a corta distancia.
"En los meses posteriores se podrán repetir los sonidos que el
niño emite y serán muy útiles actividades que estimulen el
desarrollo físico según le corresponda (virarse en la cama, gatear,
pararse, caminar), ofrecerle marugas u otros juguetes adecuados a la
edad para que el niño vea, toque, explore y lleve a la boca.
"Hay juegos de práctica social que tradicionalmente la familia
puede hacerlos con los niños pequeños, como es ‘el caballito’ o con
las manos hacer ‘el pollito’, enseñarle a tirar o dar besos, decir
adiós, las torticas, aplaudir.
"Hacia el final del primer año, al dirigirse al niño, ya debe
hacerse por su nombre y se debe propiciar el intercambio con otros
niños, aun cuando todavía no jueguen juntos, pero se imitarán,
sentirán agrado de estar juntos y se irán estableciendo las bases
para el juego conjunto, que será necesario propiciarlo en los meses
posteriores.
"En el segundo año de vida será muy provechoso, además, enseñarle
láminas de un libro, llevarlo a paseos y hablarle mucho con la cara
frente a él".
Considera finalmente la especialista que hay algo importantísimo
que siempre hay que tener presente: demostrarle en todo momento
afecto y comprensión. Es muy nocivo, como se puede comprender, poner
a un niño de estas edades solo frente a un televisor, pues se conoce
que en estas condiciones las madres hablan e interactúan menos con
sus hijos, se anula la conducta exploratoria del niño y no se
ofrecen estas oportunidades de estimulación, afecto e intercambio
social tan necesarias para el normal desarrollo del niño en estas
etapas iniciales de la vida. |