Estudios
genéticos recientes empiezan a enfatizar la importancia de un gran
segmento de ADN que conforma el 98 % del genoma humano y que antes
era considerado como basura.
Una investigación conjunta entre científicos basados en Estados
Unidos y Reino Unido encontró casi cien variantes genéticas
implicadas en la formación de cánceres como el de mama y próstata en
regiones poco exploradas de ADN que no codifican proteína.
El sistema desarrollado por los científicos puede actuar como una
coladera para separar e identificar partes no codificantes donde
suceden mutaciones que pueden generar enfermedades como el cáncer.
El método presenta un gran potencial en la búsqueda de otras
variantes genéticas que causan enfermedades y abrir el camino a
programas de prevención y terapias.
A diferencia de la región del ADN humano donde se encuentran los
23 mil genes que codifican proteínas, la región no codificante —que
comprende el 98 % de nuestro genoma— ha sido muy poco investigada y
mal entendida.
Hasta hace poco se estimaba que grandes partes de la región no
codificante no cumplían función alguna, por lo que se llegó a
denominar ADN "basura". En el último año, sin embargo, nuevos
estudios han empezado a darle mayor énfasis al valor biológico de
estas regiones.
"Los avances realizados en tan solo el último año indicaban que
la región no es basura sino funcionalmente importante. Lo que pasaba
era que no podíamos identificar las funciones", dijo a BBC Mundo el
doctor Chris Tyler-Smith, director del Grupo de Evolución Humana del
Instituto Wellcome Trust Sanger, en el Reino Unido, y principal
autor del estudio.
El doctor Tyler-Smith explicó que el ADN no codificante se había
obviado durante tanto tiempo por su enorme tamaño y la falta de un
método para poder detectar en qué regiones sucede qué.
El equipo de investigadores se aprovechó de la información de dos
estudios anteriores, el Proyecto de Genomas 1 000 y la Enciclopedia
de Elementos de ADN (ENCODE, por sus siglas en inglés), para
identificar regiones que no acumulaban muchas variaciones genéticas.
Descubrieron, por ejemplo, un solo cambio en una letra de ADN que
puede tener un gran impacto en el desarrollo del cáncer de mama. Ese
cambio ocurre en una región ultrasensible que es central a una red
de muchos genes relacionados.
La investigación coincide con los esfuerzos internacionales de
escribir toda la secuencia genética del cáncer y podría tener un
efecto positivo sobre la prevención y el tratamiento de la
enfermedad.
"Aunque vemos que el primer uso efectivo de nuestra herramienta
sucede con genomas de cáncer, este método también puede ser aplicado
en la detección de cualquier variante que cause otras enfermedades
—inclusive las heredadas— en las regiones no codificadas de nuestro
genoma", continuó el doctor Tyler-Smith.
"Estamos muy optimistas del amplio potencial de este método para
encontrar no solo las variantes que causan enfermedades sino
variantes que pueden ser beneficiosas para el ser humano en estas
inexploradas, pero cruciales, regiones de nuestro genoma", concluyó
el principal autor del proyecto del Instituto Wellcome Trust Sanger.