Creado en 1989, este mecanismo de cooperación y concertación
económica congrega mayormente a países asiáticos más Estados Unidos,
Canadá, México, Chile, Perú y Rusia, que en su conjunto son
responsables del 46 % del comercio global.
Si bien el APEC es una de las plataformas multilaterales más
activas de Asia, no es la única que opera en la región. Los
esfuerzos por institucionalizar relaciones de cooperación en el
lejano continente datan de la década de los sesenta y el logro más
significativo en esa etapa fue la creación de la Asociación de
Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), que hoy se consolida como el
principal esquema integracionista del área.
La ASEAN, integrada por Myanmar, Brunei, Filipinas, Indonesia,
Laos, Malasia, Singapur, Tailandia, Vietnam y Cambodia, aspira a
convertirse en una Comunidad para el año 2015, ampliando de esa
forma el abanico de intercambio a cuestiones de índole social,
cultural y política.
En la década de los ochenta en Asia comenzaron a gestionarse
otros mecanismos que han sido menos renombrados, como la Cooperación
Regional de Asia del Sur (SAARC), el Consejo Económico del Este de
Asia (EAEC), la Iniciativa de la Bahía de Bengala para la
Cooperación Multisectorial Técnica y Económica (BIMSTEC) y la
Asociación para la Cooperación Regional de la Cuenca del Océano
Índico (IOR-ARC), entre otros.
Asia —considerada como la región que mejor ha sorteado los
efectos de la crisis internacional junto a América Latina— es un
área geográfica muy diversa desde el punto de vista cultural, pero
también en cuanto a los sistemas sociopolíticos, formas de propiedad
y niveles de desarrollo que caracterizan a los estados que la
integran. Todos estos elementos, sumados a la existencia de
conflictos históricos que le restan estabilidad a la zona, han
incidido en los esfuerzos por integrarse.
Los procesos de integración en Asia han sido mayormente
promovidos por el sector empresarial y no por los gobiernos, aunque
esto no significa que los segundos se hayan mantenido completamente
al margen, pues en definitiva son los responsables de crear en cada
país las condiciones legales propicias para el canje comercial y las
inversiones.
Así lo afirman Elda Molina Díaz, del Centro de Investigaciones de
la Economía Internacional, y Eduardo Regalado Florido, del Centro de
Investigaciones de la Política Internacional, en una ponencia
conjunta a la que Granma tuvo acceso.
Ambos especialistas agregan, además, que la tendencia al
incremento de la cooperación regional se pone de manifiesto en
iniciativas aún en estudio, como la de Japón, para crear una
Comunidad del Este de Asia, y la de Australia, para una Comunidad
del Asia-Pacífico. En esos esquemas estarían representadas las
economías nacionales más fuertes de todo el continente y el grupo de
la ASEAN. No obstante, las propuestas de Japón y Australia difieren
en cuanto a la inclusión o no de Estados Unidos.
Otra iniciativa controversial —surgida en el seno del APEC y
vuelta a poner sobre el tapete en la reciente cumbre por el
secretario de Estado norteamericano, John Kerry— es el Acuerdo de
Asociación Transpacífico (TTP), que hoy se encuentra en fase de
negociación entre 12 naciones asiáticas y latinoamericanas.
El TTP pretende ser el acuerdo de libre comercio más amplio del
mundo, no solo por el número de países que serían miembros, sino por
su contenido, pues —según expertos— cubriría, además de las
cuestiones comerciales, temas como la competencia de las empresas
estatales y la participación de las pequeñas y medianas empresas en
las cadenas globales de producción. Estos últimos aspectos son, a la
vez, los principales obstáculos para su implementación.
Aun así, de consolidarse todas las intenciones, sería un área que
representa cerca del 40 % del comercio mundial y un mercado con más
de 800 millones de consumidores.
Según los especialistas consultados para este trabajo, Estados
Unidos tiene especial interés en este esquema, no solo desde el
punto de vista económico sino también geopolítico. "El TTP le
brindaría posibilidades de exportación y desarrollo en esos mercados
en rápida expansión, que contribuirían a dinamizar su economía.
Además tiene el objetivo no explícito, pero de gran importancia para
sus intereses estratégicos, de contener el avance de China, tanto en
la región como en el plano internacional, a la vez que aumentaría el
poder ‘suave’ de Estados Unidos en el área".
Por otra parte, el TPP, como mecanismo que impulsa Estados Unidos
para retornar a Asia, supone un reto para China, que se ha destacado
por desempeñar un activo papel en la integración regional.
"La exclusión de China del proyecto tendría consecuencias
negativas para el país, no solo porque supone una posible ventaja
para Estados Unidos en un escenario de creciente competencia, sino
porque también daría ventajas a muchos países firmantes del TPP que
son sus competidores en mercados de terceros países", agregan.