Pero la aparición de varios salideros de gas en la cuadra
comprendida entre Calzada del Cerro y Santa Catalina, obligó a
romper el pavimento restaurado para colocar nuevas tuberías, labor
acometida por la empresa municipal encargada de garantizar ese vital
servicio en los primeros días del pasado mes de julio.
Como señala a este diario Magdalena Villa Milá, presidenta del
CDR allí, el trabajo quedó bien hecho al resolverse el problema de
los escapes. Solo faltaba cerrar las zanjas abiertas, pues dada su
profundidad constituían un serio obstáculo al paso de personas y
medios de transporte, incluidas las ambulancias que salen y entran
del mencionado centro de salud.

Al igual que ha sucedido en situaciones similares en muchos otros
lugares de La Habana, pasaron los días, semanas, y los responsables
de tapar aquellas grietas cada vez más grandes, y quienes debían
velar por que el arreglo se terminara completamente, dejaron las
cosas en esa suerte de limbo de indolencia y chapucería.
La propia presidenta del Comité dijo que en más de una ocasión
funcionarios de la empresa de gas manufacturado en el territorio
visitaron el lugar y plantearon que no disponían del material
requerido para concluir el trabajo. El asunto, añadió, es conocido
por las autoridades del municipio, y sigue sin resolverse.
Marcelo González Jenes, trabajador de la Escuela Primaria Raúl
Silvio Vega, sita en la propia calle Domínguez, esquina a Santa
Catalina, expresó que después de casi tres meses de espera, por fin
el miércoles pasado vinieron y echaron un poco de concreto en la
calle.
Ahora al menos pueden pasar los carros con bastante dificultad,
pero hace falta que terminen de cerrar cada hueco, es una barbaridad
que esto suceda frente a una escuela donde hay niños y a nadie le
preocupe, resaltó.
Más allá de lo planteado, salta a la vista también el notable
deterioro de la higiene ambiental del entorno, donde prolifera desde
hace tiempo un prominente basurero situado a pocos metros del
referido recinto escolar, unido a la presencia aledaña de una
edificación en ruinas y con peligro de derrumbe.
La calle Domínguez necesita una inyección de voluntad e
iniciativa para hacerla nuevamente transitable por lo que significa
para toda la zona y el hospital, y sanearla de tantos escombros y
desechos domésticos. Sus moradores así lo esperan.