Avalado por la dirección de Tabaco del territorio, teniendo en
cuenta las múltiples ventajas evidenciadas a lo largo de varias
campañas, el modelo permite, además, aumentar la capacidad de esas
instalaciones, manteniendo la calidad del secado natural de las
hojas.
Silvio Delgado, su autor, explica que, a grandes rasgos, la
innovación consiste en bajar el puntal de las casas de curación en
más de un 30 % y ampliarlas hacia los lados, en busca de una mayor
resistencia a los vientos.
"De más de diez metros de altura que alcanzan como promedio las
estructuras tradicionales, el nuevo diseño propone llegar solamente
a 6,85. En cambio, el ancho se incrementa de 10,2 metros a 17,2",
detalla Silvio, trabajador durante 30 años en la Empresa de Tabaco
Hermanos Saíz, de San Juan y Martínez.
De esa manera, la capacidad de las instalaciones aumenta en un 54
%, algo que se traduce en mayor aprovechamiento de una
infraestructura imprescindible para que el tabaco recolectado tenga
la ventilación y las condiciones de humedad necesarias para secar.
"Por otro lado, el hecho de que sean más bajas, hace que la
labor, tanto de los carpinteros encargados de construirlas, como de
los campesinos que luego van a manipular el tabaco en su interior,
sea menos peligrosa", añade.
Sin experiencia hasta ahora como innovador, Silvio recuerda que
la idea de realizar el nuevo diseño, surgió tras un encuentro
organizado por el Ministerio de la Agricultura con técnicos e
ingenieros de la construcción, con el objetivo de llegar a un modelo
que fuera menos vulnerable a los fenómenos meteorológicos que suelen
afectar el occidente cubano.
"En aquel momento se presentaron propuestas que no me parecieron
adecuadas, así que al día siguiente decidí sentarme en el buró y
echar a volar la creatividad.
"En la campaña 2009-2010, logré que una CPA que iba a levantar
varias casas, hiciera una de ellas con mi proyecto.
"Los resultados fueron muy positivos, y eso ha hecho que otros
productores empiecen a interesarse por la iniciativa".
Es el caso de Humberto Acosta, de la CCS Congreso Campesino:
"Habíamos oído hablar de este modelo, de sus ventajas, y decidimos
ponerlo en práctica", afirma.
"Después de haberlo probado en una primera campaña, considero que
este tipo de construcciones es mucho mejor, porque se ve más
resistente a los ciclones, permite guardar una cantidad superior de
tabaco y trabajar con mayor comodidad, sin tanto peligro.
"No es lo mismo estar encaramado en el pico de una casa
tradicional, a diez metros de altura, que hacerlo en una de estas,
que son mucho más bajas", señala.
Hasta el momento son cinco las instalaciones levantadas con el
nuevo diseño. Sin embargo, la cifra pronto deberá multiplicarse.
Enrique Cruz, quien dirige la actividad tabacalera en Pinar del
Río, asegura que teniendo en cuenta sus virtudes, se han distribuido
copias de los planos a todas las empresas de la provincia, junto a
la indicación de ir transformando paulatinamente la infraestructura
actual.
"Hace tiempo que, ante los graves daños provocados por los
huracanes una y otra vez, surgió la idea de ir sustituyendo el
sistema de construcción tradicional, por estructuras más resistentes
a los vientos", señala Enrique.
"Desde entonces se habían venido manejando varios proyectos,
hasta llegar a este, que no solo es más sólido, sino que reporta
otros beneficios. Por ello la orientación de que todo lo que se
levante a partir de ahora, se ajuste a él".
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Debido a su alta
vulnerabilidad, tras el paso de los huracanes Isidore y Lili
en el 2002, solo en San Juan y Martínez resultaron afectadas
más de 1 600 casas de curar tabaco. Seis años
después, Gustav e Ike dejaron un saldo superior a las 7 000
instalaciones dañadas a lo largo de Vueltabajo. En ambas
oportunidades hubo que movilizar miles de carpinteros de
todo el país y numerosos recursos para poder llevar a cabo
la recuperación de la infraestructura. |