Una guerra verdadera, voraz y abierta de terrorismo,
precursor del horror; de sabotaje, generador de ruinas; de
asesinato, causante del dolor, del dolor más profundo, la muerte.
No solo los documentos y datos del Gobierno de Cuba han puesto al
descubierto esta agresión, sino los propios documentos secretos del
gobierno de los Estados Unidos, que él mismo ha desclasificado.
Esta agresión ha incluido el reclutamiento, pago y entrenamiento
de agentes contrarrevolucionarios por la CIA; la Invasión de Girón;
la Operación Mangosta; pretextos para una intervención militar;
planes de asesinato a jefes de Gobierno y Estado; infiltraciones de
grupos armados; sabotajes; violaciones del espacio aéreo; vuelos
espías, riego de sustancias bacteriológicas y químicas;
ametrallamiento a las costas y edificaciones; bombas en hoteles y
otros centros sociales, culturales, históricos y turísticos;
provocaciones de todo tipo, con crueldad y con saña.
Y como resultado de estos actos:
Más de 3 400 muertos; la incapacidad total o parcial de más de 2
000 personas; cuantiosos daños materiales a la economía, a la fuente
de la vida; cientos de miles de cubanos que nacen y crecen bajo un
férreo bloqueo y en el clima hostil de la Guerra Fría. Terror,
vicisitudes y dolor sobre el pueblo.
¿Dónde se han fraguado y financiado tan incesantes y despiadados
actos?
En su gran mayoría, en el propio territorio de los Estados Unidos
de América.
¿Qué se ha hecho por parte de las autoridades del gobierno de
este país para evitarlos?
Prácticamente nada... Y la agresión no ha cesado...
Hoy, aún transitan libremente por las calles de esta ciudad
personas que son responsables de algunas de estas acciones. Y
estaciones de radio y otros medios publican y promueven nuevos
hechos de agresión contra el pueblo cubano.
¿Por qué tanto odio hacia el pueblo de Cuba?
¿Porque Cuba escogió un camino distinto? ¿Porque su
pueblo quiere el socialismo? ¿Porque eliminó el latifundio y
erradicó el analfabetismo? ¿Porque le dio educación y atención
médica gratuitas a su pueblo? ¿Porque le da un libre amanecer a sus
niños?
Cuba jamás ha atentado contra la seguridad nacional de los
Estados Unidos ni cometido un acto de agresión ni de terrorismo
contra este país; quiere profundamente la paz y la tranquilidad y
desea las mejores relaciones entre ambos pueblos. Ha demostrado que
admira y respeta al pueblo norteamericano.
"Cuba no es un peligro militar para los Estados Unidos", declaró
en esta Sala el Almirante Carroll.
El peligro militar para los Estados Unidos que ofrece Cuba es
"cero", testificó el General Atkinson.
Incuestionable es el derecho de mi Patria —como el de cualquier
otro país— a defenderse de quienes intentan hacer daño a su pueblo.
Compleja, difícil ha sido la tarea de frenar estos actos
terroristas, porque estos han gozado de complicidad o indolente
tolerancia de las autoridades.
Mi país ha hecho todo lo posible por advertir al gobierno
norteamericano de los peligros de estas acciones, para lo cual se
han usado canales oficiales; discretos o públicos. Pero nunca se ha
podido lograr una cooperación recíproca.
En la década del noventa, alentados por el derrumbe del campo
socialista, grupos terroristas intensificaron sus actividades contra
Cuba. Era, según sus criterios, la tan esperada hora para crear el
caos final, aterrorizar al pueblo, desestabilizar la economía, dañar
la industria del turismo, fomentar la crisis y dar el golpe de
muerte a la Revolución cubana.
¿Qué podía hacer Cuba para defenderse y estar prevenida de los
planes terroristas en su contra? ¿Qué podía hacer en aras de evitar
un conflicto de mayor magnitud? ¿Qué opciones tenía para
salvaguardar la soberanía y la seguridad de sus hijos?
Una de las formas posibles de impedir los actos brutales y
sangrientos, de evitar que el sufrimiento creciera con más muertes,
era actuar en silencio.
No quedó otra alternativa que contar con hombres que —por amor a
una causa justa, por amor a su Patria y a su pueblo, por amor a la
paz y a la vida— estuvieran dispuestos a cumplir, voluntariamente,
ese honroso deber en contra del terrorismo. Alertar del peligro de
agresión.
Prevenir un conflicto que sembrara dolor en nuestros pueblos, ha
sido el objeto de mis actos y la razón de mi deber, como lo ha sido
para mis compañeros.
No hemos actuado por dinero ni por rencor. Ninguno de nosotros ha
tenido la idea de hacer daño al noble y laborioso pueblo americano.
No lesionamos la seguridad nacional de este país. Ahí están los
récords de la Corte. Los que duden, examínenlos y encontrarán la
verdad.
Los bestiales ataques terroristas contra el Centro Mundial del
Comercio y el Pentágono del 11 de septiembre pasado, llenaron de
indignación a quienes amamos un mundo de paz. La muerte sorpresiva e
insólita de miles de inocentes ciudadanos de este pueblo nos sembró
un profundo dolor en el corazón.
Nadie niega que el terrorismo es un fenómeno inhumano, despiadado
y repugnante, y debe ser exterminado con urgencia.
"Para alcanzar la victoria se debe tener a disposición la mejor
inteligencia posible". "Se requiere unidad para fortalecer las
agencias de inteligencia, para así conocer los planes antes de que
sean perpetrados y detectar a los terroristas antes que ataquen".
Esas dos afirmaciones no fueron hechas por el Presidente de la
República de Cuba, nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro, sino por
el presidente de los Estados Unidos de América, a raíz de esos
horrendos ataques. Me pregunto y me vuelvo a preguntar: ¿Esas
afirmaciones no tienen valor para Cuba, que es víctima del
terrorismo?
Precisamente eso es lo que Cuba ha hecho para intentar poner fin
a ese flagelo, que también por tantos años ha azotado su territorio
y martirizado a su pueblo.
Su Señoría,
...hubo un "juicio", lo sabe esta Sala; convivimos y
velamos días repletos de declaraciones, testimonios, indicios,
evidencias, argumentos, mociones, compromisos, dudas, injurias,
falacias, deliberaciones... No vengo hoy aquí a justificar nada,
vengo a decir la verdad. "Solo con ella estoy comprometido".
Acuerdo
, no hubo otro que
no fuera el compromiso de ser útil al mundo, de servir a una causa
valedera llamada humanidad y también Patria.
Intención, no hubo otra que no fuera la de evitar la
insensatez y el crimen, y salvar la flor viva de la muerte fortuita,
brusca, vana y prematura.
No se traspasó. No se ultrajó. No se ofendió.
No se hurtó. No se engañó. No se defraudó.
No se intentó ni se cometió espionaje.
Nadie nunca me pidió buscar información clasificada alguna. Aquí
en esta Sala lo confirmaron las declaraciones de testigos, no solo
de la Defensa, sino de la propia Fiscalía.
Léanse los testimonios del General Clapper, de Joseph Santos, del
General Atkinson, por citar algunos, y se confirmará lo que con
total honestidad digo.
Tal como vinieron a este recinto Dalila Borrego, Edward Donohue,
Tim Carey, pudieron asistir muchas personas para explicar cómo era
mi vida; para exponer qué hacía cada día. En cambio, en mi contra
nadie vino, ni sería posible hallar persona alguna que, con
sinceridad, señalara una falta en mi conducta ante la sociedad.
Yo amo la Isla donde crecí, me eduqué, y en la que viven mi
madre, uno de mis idolatrados hijos y muchos otros de mis seres
queridos y amigos; también amo a este país en el cual nací, donde en
los últimos diez años de mi vida he dado y recibido verdaderas
muestras de amor y solidaridad.
Tengo la certeza de que es inevitable, no solo un puente de
amistad entre ambos pueblos, sino entre todos los pueblos del mundo.
Le corresponde a usted, Su Señoría, dictar Sentencia en este
largo y tortuoso juicio.
¡Júntense pruebas y evidencias! Voces dirán que no
existen. ¡Tómense hechos y argumentos! Voces dirán que no imputan.
¡Léanse casos y testimonios! Voces dirán que no es posible culpar a
estos hombres.
Voces que salen del propio corazón. Voces que llevan
el vigor de lo justo. Voces que no quisieron ser, o que no fueron
escuchadas por un jurado que no pudo impartir justicia.
¡Se equivocaron! Su veredicto fue un sacrilegio. Pero teníamos
conciencia, desde un inicio, de que tratándose del tema de Cuba, era
Miami un lugar imposible a tal propósito.
Ha sido este, por encima de todo, un juicio político.
En lo personal, no tengo otra cosa que pedir: solo justicia, por
el bien de nuestros pueblos, por el bien de la verdad. Una sentencia
justa, libre de ataduras políticas, plena, hubiera sido un
importante mensaje en este trascendental momento de lucha contra el
terrorismo.
Permítame reiterar que nunca he hecho daño personal a nadie ni
causado daño material alguno. Nunca he intentado realizar acción que
pusiera en peligro la seguridad nacional de Estados Unidos.
Si se me pidiera una cooperación similar, volvería a hacerlo con
honor. En este momento viene a mi mente con fuerza y pasión un
fragmento de una carta que el General cubano Antonio Maceo, quien
luchó por la independencia de Cuba en el siglo XIX, le escribió a un
general español:
"No hallaré motivos para haberme desligado para con la humanidad.
No es pues una política de odio la mía, es una política de amor; no
es una política exclusiva, es una política fundada en la moral
humana". (Fin de la cita.)
Por su sentencia, mis entrañables hermanos y yo deberemos guardar
una injusta prisión, pero desde allí no descansaremos en la defensa
de la causa y los principios que hemos abrazado.
Llegará el día que ya no vivamos en la zozobra del temor y la
muerte, y en ese día de la historia, se verá la justicia real de
nuestra causa.
Su Señoría:
¡Han pasado muchos meses y días de un encierro injusto, rudo y
horrible!
A veces me he preguntado, ¿qué es el tiempo? Y como San Agustín
me he respondido: "Si me lo preguntan no lo sé. Pero si no me lo
preguntan, yo sí lo sé". Horas de soledad y de esperanzas; de
reflexión ante lo injusto y ruin; eternos minutos donde arden los
recuerdos: ¡Recuerdos hay que queman la memoria!
Tomo versos de Martí, para esta última página, que anoté en el
diario de mis largos días:
"He vivido: al deber juré mis armas y ni una vez el
sol dobló las cuestas sin que mi lidia y mi victoria viere...".
(versos libres)
Y cito en esta Sala al poeta uruguayo y universal
Mario Benedetti:
"...la victoria estará como yo ahí nomás
germinando...".
Porque al final reposaremos libres y victoriosos frente a ese Sol
que hoy nos ha sido negado.
Gracias.
Antonio Guerrero