Los charcos del absurdo
Ronald Suárez Rivas
PINAR DEL RÍO.— Día de agua en el reparto Lázaro Hernández
Arroyo. Así lo anuncian los charcos que poco a poco empiezan a
aparecer sobre sus calles.
A
menos de un año de que la inversión se diera por concluida, el agua
ha vuelto a brotar en numerosos puntos del reparto Lázaro Hernández
Arroyo.
En la E, justo enfrente del número 60, un nuevo salidero ha
logrado atravesar el pavimento. "Ese se abrió hace dos días", me
dice Aracelys Vázquez, vecina del lugar.
Cerca de allí, un pequeño riachuelo desciende por G, gira a la
izquierda y se adentra en la calle E, ocupando casi toda la vía.
"A ese, le llaman la cascada, por la forma en que corre, loma
abajo", asegura Arnaldo Naranjo, otro habitante del barrio pinareño.
A simple vista, baches y charcos indican que algo no anda bien en
el Hernández Arroyo, y esta pudiera ser solo la punta del iceberg.
Ismael Flores, director de la Empresa de Mantenimiento Vial,
considera que si tal volumen de agua está saliendo a la superficie,
debajo del pavimento, el suelo tiene que estar saturado. "Las calles
han aguantado porque es un sitio con poco tráfico, si no, ya
estarían destrozadas".
Para una provincia en la que se pierde buena parte del líquido
que sale de los acueductos, debido al mal estado de las redes
hidráulicas, ello podría parecer común. Pero no lo es.
“Con
tantos lugares que existen en esta provincia donde no llega el agua,
y mire aquí como se bota”, lamenta Bárbaro Álvarez.
A diferencia del resto de los repartos de Vueltabajo, el
Hernández Arroyo ha sido beneficiado con un proyecto de
rehabilitación general, que comprendió la sustitución de la
totalidad de las tuberías y acometidas. Todavía no hace un año de
que la inversión se dio por concluida.
Hablan
los vecinos
Arnaldo Naranjo cuenta que antes del inicio de los trabajos, el
abasto de agua era un problema para la mayoría de los habitantes de
este lugar.
"Lo que llegaba a las casas era un chorrito, y sucia, con restos
de herrumbre, debido al deterioro de las tuberías", comenta.
Ante esta realidad, la noticia de que las viejas redes serían
reemplazadas por un nuevo sistema que abarcaría hasta la última
vivienda, constituyó un verdadero acontecimiento.
"Nos pusimos muy contentos, porque se iba a solucionar el asunto
del agua. Socialmente aquello tuvo un impacto grandísimo", recuerda
Bárbaro Álvarez.
"Poco después, se iniciaron las excavaciones con una máquina, se
colocaron tuberías plásticas y de ellas se sacaron las tomas a cada
una de las casas" rememora Carlos Hernández.
“Un
país como el nuestro, no puede darse el lujo de malgastar recursos
en inversiones que en poco tiempo será preciso repetir, por no
quedar con calidad”, señala Carlos.
Pero la felicidad pronto se convertiría en escepticismo. "Las
redes se pusieron a muy poca profundidad, y en cuanto comenzaron a
pasar los carros, con la vibración, fueron apareciendo los
salideros", asegura Carlos.
Desde entonces, lo que debió ser una obra para el bienestar de la
población, se ha vuelto objeto de malestar y blanco de
cuestionamientos.
Yoel Díaz, delegado de la Circunscripción 172, una de las dos que
comprende el reparto, afirma que "en todos los despachos a los
electores y las rendiciones de cuenta, sale el tema.
"En los resúmenes que se envían al Consejo de la Administración
Municipal (CAM), y en las reuniones del Consejo Popular, lo hemos
planteado, pero la solución no aparece. Los salideros siguen
aumentando. Ya usted ve el ‘río’ que hay ahí afuera".
La inversión en su
laberinto
Basta con fijarse en las fechas para tener una idea de las
irregularidades presentadas durante la rehabilitación del reparto
Hernández Arroyo.
Según la Delegación Provincial de Recursos Hidráulicos, la
instalación de la nueva red de abasto de agua (una tarea que implicó
el trazado de 11,2 kilómetros de tuberías de distintos diámetros y 1
282 acometidas) tuvo lugar entre el 2008 y el 2009. Sin embargo,
debido a los problemas que empezaron a surgir casi de inmediato, la
inversión no se dio por concluida hasta el 4 de octubre del 2012.
¡Tres años después!
Eva Julia Caravallo, subdelegada de ese organismo, el cual estuvo
a cargo de la obra, admite que luego de la primera intervención,
entre el 2010 y el 2011 hubo que hacer una "segunda rehabilitación",
que implicó levantar íntegramente varios tramos de tubería,
profundizar las excavaciones y volverlas a colocar.
Desde entonces, la funcionaria señala que las labores de
supresión de salideros se han mantenido.
"En el 2012, se volvió a revisar el sistema, y cuando una calle
quedaba lista, les comunicábamos a los compañeros de vialidad que
podían entrar a asfaltar".
A pesar de ello, como si se tratara del cuento de nunca acabar,
el agua ha vuelto a brotar sobre las arterias del Hernández Arroyo.
Para la subdelegada de Recursos Hidráulicos, ello es consecuencia
de múltiples deficiencias ocurridas durante la realización de los
trabajos que su organismo estaba encargado de rectorar, como la
insuficiente excavación de las zanjas y la mala compactación.
Al respecto, asegura que se han realizado varios análisis por
parte de especialistas, con el objetivo de evaluar lo sucedido. Nada
más.
No obstante, considera que el beneficio que ha traído la obra
para la población resulta más importante que cualquier desperfecto,
porque las personas de ese lugar han podido recibir un mejor
servicio.
Los habitantes del Hernández Arroyo, en cambio, no creen que el
asunto sea tan simple. "Con tantos lugares que existen en esta
provincia donde no llega el agua, y mire aquí como se bota... ",
lamenta Bárbaro Álvarez, y no le falta razón.
Mientras en su reparto se escapa por las tuberías un volumen
considerable del vital líquido, solo en la capital pinareña existen
más de diez puntos que deben ser abastecidos por pipas, y en muchos
otros, el ciclo de distribución se prolonga durante varios días.
Por otra parte, la rapidez con que se ha deteriorado la red,
alimenta el temor de que más temprano que tarde resurjan los
problemas con el abasto de agua. Una preocupación reforzada por el
hecho de que en los últimos cuatro años, la falta de recursos ha
impedido emprender nuevas acciones de rehabilitación en otras
urbanizaciones del territorio.
Sin apartar la vista del charco que sigue creciendo a un costado
de su casa, Carlos Hernández, un hombre que se resiste a permanecer
indiferente ante lo mal hecho, advierte que "un país como el
nuestro, no puede darse el lujo de malgastar esfuerzos y dinero, en
inversiones que en poco tiempo será preciso repetir, por no haber
quedado con calidad la primera vez". Sin embargo, eso es exactamente
lo que ha sucedido. Nota: El monto de la inversión
realizada en el reparto Lázaro Hernández Arroyo, con el propósito de
rehabilitar las redes de abasto de agua a la población, no aparece
en este reportaje porque la Delegación de Recursos Hidráulicos no
logró precisar el dato durante la entrevista. Según la subdelegada
de ese organismo, los gastos adicionales por lo trabajos realizados
entre el 2010 y el 2012 (aunque la inversión no se había dado por
concluida) fueron cuantificados como acciones de mantenimiento, de
modo que tampoco se pudieron determinar. |