Sus resultados constituyen una evidencia palpable, de que cuando
se labora con responsabilidad, orden y exigencia, los éxitos
aparecen solos, sin tener que acudir a fórmulas mágicas.
Al llegar a ese sitio uno se percata de que está en un lugar
diferente. La pintura y limpieza de cada uno de sus áreas, la forma
de comportarse los trabajadores, quienes se sienten verdaderos
dueños de lo que crean, así como la organización de los cuartones,
todos cercados y con el sembrado correspondiente, distinguen a la
vaquería, orgullo y paradigma de la ganadería villaclareña.
Allí la natalidad supera el 90 % y cada vaca promedia 11,97
litros de leche diarios, a pesar de ser este su primer parto y ser
prácticamente unas novillas, lo cual presagia, como aspiran sus
trabajadores, que en muy breve tiempo lleguen a superar los 15
litros por animal en explotación.
¿Cómo lo logran? La clave la tiene el veterano Melanio Tomás
Díaz, quien sin el más mínimo titubeo nos dice: agua, comida y buen
manejo del rebaño, no existe otra fórmula.
Claro, si a eso usted le suma la disciplina y organización del
trabajo que ha logrado imponer en el colectivo el joven
administrador Juan Tomás Apolonio, entonces podrá entender por qué
en ese sitio las cosas funcionan como un reloj.
"Aquí se destruyeron los cuartones y las fuentes de abasto de
agua, hubo un abandono de la siembra de alimentos para los animales
y de la lógica reposición del ganado, el cual se volvió
improductivo, llegando a promediar unos tres litros de leche por
vacas en ordeño", reconoce la especialista.
Lo primero que hicimos fue poner bonito el lugar, luego redimimos
los cuartones, a la mayoría de los cuales situamos cercas eléctricas
y lo sembramos de diferentes pastos, quedando en condiciones de
adquirir novillas de alto potencial productivo en un centro genético
de Matanzas, expone la técnica.
Como resultado de aquellas acciones, hoy tienen unas 800
toneladas de comida sembrada, cuando en realidad necesitan solo 650
para sustentar la alimentación de todos los animales que poseen.
Entre las principales variedades de pastos plantados figuran 30
hectáreas de king grass, seis de leucaena, dos de caña e
igual cantidad de morera, además de tener un banco de semillas que
les permite garantizar el futuro.
Al respecto, Melanio Tomás afirma que para tener ganadería, lo
primero que debe asegurarse son la comida y el agua porque de lo
contrario aparecen la alta mortalidad y los bajos rendimientos
productivos.
Menciona, además, otros elementos a tener presentes como la
reproducción, la introducción de la inseminación y el desarrollo de
una adecuada política genética, factores que se han tenido en cuenta
en Niña Bonita, de ahí los resultados exhibidos.
Acerca de la organización del trabajo en la entidad, explica que
son 11 quienes allí laboran, de los cuales diez están vinculados
directamente a la producción, incluyendo al administrador, a partir
del multioficio.
Decisiva ha sido la atención a los animales, los cuales rotan
cada siete días por cada cuartón, permaneciendo sueltos de día y de
noche, de modo que puedan comer el tiempo requerido.
"Nosotros hacemos el primer ordeño bien temprano, luego los
llevamos a los cuartones, de modo que aprovechen la fresca para
comer. Allí están hasta cerca de las 11:00 a.m., cuando son traídos
hasta las naves a fin de que descansen a la sombra; a las dos de la
tarde realizamos el segundo ordeño y de ahí al campo nuevamente",
explica.
Sobre el tema del robo de animales, expresa que "aquí no existe
eso de encerrar las vacas de noche para que no se las roben, y no se
ha perdido una solita gracias al sistema de vigilancia de los
propios trabajadores".
Por su parte, el joven de 21 años, Orley León Díaz, encargado de
atender la maternidad, asegura que de su familia aprendió a amar el
oficio de ganadero, una pasión que lo atrapa hace cinco años y en la
cual piensa permanecer.
"A mí no se me ha muerto un solo ternero porque los trato como a
un niño chiquito. Les doy la leche calentica y a su hora, más el
pienso y el heno correspondientes, y si se enferma alguno no me voy
de aquí hasta tanto no esté fuera de peligro", expone el joven,
quien se muestra complacido con el salario que percibe de unos mil
300 pesos mensuales.
Al contemplar ejemplos como este, cabría preguntarse por qué
estas excepciones no pueden constituirse en regla. Qué bueno sería
que todas las niñas fueran tan bonitas.