Una
petición que le hicieran allá por el año 70 a la escritora pinareña
Nersys Felipe, cuando trabajaba en la radio, fue el detonante de su
debut literario. La emisora la contaba entre sus trabajadoras, pero
no era ella entonces capaz de imaginar que desde ese instante ya no
podría apartarse de la escritura.
"¿Por qué no escribes para el programa de los niños?", —le
dijeron. Y sin pensarlo dos veces escribió algún que otro guion que
después se volverían emocionantes ejercicios; y más tarde, en las
primicias narrativas y poéticas de una autora que, galardonada en
dos ocasiones con el Premio Casa de las Américas, ostenta desde el
2011 el Premio Nacional de Literatura; y tiene el honor de ser,
junto con el historiador Rolando Rodríguez, una de las
personalidades a las que se les dedica la próxima Feria
Internacional del Libro.
En ese medio nacieron muchos de los poemas suyos que han sido
musicalizados, y también el interés por hurgar en la literatura
infantil —cuyos libros escaseaban entonces en el país— para poder
hacer adaptaciones a programas radiales. De aquellos lejanos
inicios, y también de sus creaciones actuales, estuvo dando fe por
estos días la Felipe cuando fue invitada al espacio Libro a la
carta, que conduce el periodista y crítico Fernando Rodríguez Sosa.
Consciente de su condición autodidacta, pues "yo no sabía nada de
literatura ni de métrica", y de que estudiar sin descanso y
equivocarse muchas veces le ha dado el mérito alcanzado, nos habla
hoy la Felipe de su obra, en la que ha volcado su propia existencia
y colmado de vivencias su creación. En ella, y sin proponérselo, ha
conseguido plasmar una buena parte de sus "memorias", a pesar de que
la asusta la idea de concebirlas como uno de sus proyectos.
Su vida está en esos libros que son ya clásicos de la literatura
infantil cubana, algunos de ellos insertados en programas escolares.
Uno de sus abuelos figura como personaje principal de su primer
cuento, que agregaría años después a la laureada obra Cuentos de
Guane; y que enviaría con más temores que esperanzas al Premio
Casa, "sin tener mucha conciencia de lo que significaba aquello".
De sus inéditos, adelantó la narración para jóvenes Sol y
Darío, que verá la luz por Ediciones Vigía. "Ahí está mi primera
juventud, mis amigas, la descripción de un beso y una canción
bellísima que es el leitmotiv del cuento". De Pepe y la
Chata, hermoso homenaje al niño José Martí, también ofreció
detalles.
"Si esta obra la lee un cubano inmediatamente reconocerá a Martí;
pero si la lee un extranjero que no lo conozca, verá simplemente a
un niño cubano que vive entre 1850-1870. Continuar esta historia, y
hacer la de Martí adolescente, hubiera sido el libro que ahora me
hubiera gustado escribir; pero después de la película de Fernando
Pérez, no creo que alguien pueda hacerlo".