Un comentario sobre el tope Cuba-Estados Unidos

Ordenar nuestro deporte nacional

OSCAR SÁNCHEZ SERRA

Foto: Ricardo López Hevia¿Por qué no ganamos ni siquiera un juego de pelota en el tope bilateral con la selección universitaria de Estados Unidos, finalizado el pasado martes en la ciudad de Durham, Carolina del Norte?

Más allá de consideraciones técnicas y de matices tácticos, incluso, de la calidad del adversario, que la tiene, pese a ser un elenco cuyos integrantes no pasan de los 23 años, la respuesta, en nuestra opinión, pasa por acabar de ordenar el deporte nacional.

La pelota, lo hemos dicho en varios artículos, es deporte sí, pero también identidad nacional, en el mundo identifican al cubano con ella, como mismo lo hacen con el ron, la caña de azúcar, el tabaco o el son. Entonces es mucho más, por eso justamente es la pasión de este pueblo.

Un tope, entendido como una de las categorías de la preparación del deportista, tiene que tener un objetivo general y otros específicos. Se emplea en los periodos competitivos, es decir, cerca del torneo fundamental para evaluar la puesta en forma deportiva, también para modelar las situaciones de juego frente a un determinado rival, o en aras de ajustarse a husos horarios muy diferentes.

Un ejemplo, positivo por demás, fueron los partidos jugados semanas antes del III Clásico Mundial. De igual manera se utilizan en pos de ir midiendo el resultado de estrategias ya trazadas a largo o mediano plazo, como los que se jugaron seis meses antes del mencionado Clásico, en Asia.

Este que se celebró en varias ciudades norteamericanas podría tener esa última acepción, considerando que se trataba del inicio del largo camino de cuatro años, hasta el 2017, a la magna cita mundialista. Sin embargo, así pensamos, la falta de un criterio en consonancia con ese objetivo, lo frustró. Y no por eso dejamos de ganar uno u otro partido, sino que, y es lo más peligroso de no corregirse a tiempo, pudiéramos perder todavía más.

Si el tope tenía esas características y daba la posibilidad de enfrentar un béisbol de calidad, con mucha organización, y exigente, pues la afición es muy conocedora como la nuestra, ¿por qué la presencia de peloteros que sabemos no llegarían al 2017, acorde a la demanda de un Clásico? ¿Por qué la ausencia de otros con perspectivas no solo de desarrollo en el tiempo, sino además por las cualidades ya mostradas?

No se pueden confundir los fines de preparación con estímulos, una acción de esa índole no puede ser lastrada por la buena intención de premiar a quienes alcanzaron determinado mérito. Estaríamos dañando al que supuestamente estimulamos y también al desarrollo.

La ocasión se pintaba para enviar un conjunto de futuro, con algunas figuras establecidas o más curtidas, pues también aunque tope, un juego incluye la aspiración de ganarlo. Digo algunas, porque no pocos nombres están metidos en un terreno de pelota desde noviembre del 2011, cuando se inició la 51 Serie Nacional, que terminó en abril del 2012, siguieron al mismo tope que se jugó ahora, pero en La Habana, y continuaron en Rótterdam apenas una semana después.

Concluyendo allí, un grupo fue a México y a Asia, y hay quienes fueron a los dos, preparándose en topes para el Clásico; regresaron y se incorporaron desde noviembre a la 52 Serie, que paró en febrero para entrar en el periodo competitivo del evento grande del planeta. Salieron a topar a finales de febrero a Taipei de China y a Japón; retornaron a la segunda etapa de la temporada, más fuerte por la iniciativa de los refuerzos. Al finalizar, el pasado mayo, otra vez Rótterdam, y de ahí a este tope.

No solo puede aparecer el cansancio físico, sino el agotamiento mental, el agobio. Y pasó: Tomás no se poncha así tan fácil, ni le cae un elevado delante como si fuera un colegial; tampoco a Willian Luis se le corre con la bola en la mano. Parecían congelados en un terreno de pelota, justamente donde ellos tienen más vida.

Si los topes se ganan, bien, si se pierden, como ocurrió en cuatro de los cinco choques por detalles que han de pulirse, no pasa nada, al contrario, se trabaja para corregirlos. Pero cuando se pierde porque el objetivo estaba desvirtuado, entonces la derrota no apareció en el terreno ni porque se robaron tantas o más cuantas veces, asomó antes de jugar.

Hay que acabar de una vez y por todas, y ha de ser desde nuestra series, aplicando el principio socialista de a cada cual según su capacidad y a cada cual según su trabajo, con la falta de concentración en el partido de nuestros jugadores o lo que es lo mismo, la concentración en actividades extradeportivas.

Peloteros buenos tenemos, entrenadores y directivos con capacidad para avanzar a nuestro verdadero nivel también, pongámosle ciencia al asunto, pensamiento y no improvisación, démosle al pelotero lo que él sea capaz de ganarse con su actitud y resultado. En otras palabras, motivémosle a hacer lo que mejor le sale: la pelota, así los topes, ganémoslos o no cumplirán sus fines, el campeonato cubano podrá aportarle mucho más al ansiado resultado internacional, y el espectáculo beisbolero a la sociedad.

 

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