Lo anterior deja al equipo sin funcionar, pues al no cumplirse
los roles de los primeros al bate, hace que los slugger en
vez de impulsar sean impulsados, tanto que las tres carreras
anotadas por Cuba hasta ahora, son las dos de Yasmani Tomás y una de
Yulieski Gourriel. En otras palabras, la posibilidad de fabricar
anotaciones o proyectar un probable racimo, se aborta. Y esto es muy
importante, porque ha hecho la diferencia.
El rival, por ejemplo, ha sido igual de anulado a la ofensiva,
solo que su pálido average de 151 (14 en 93), inferior al de la
tropa de Víctor Mesa, se ha concentrado en esos tres primeros turnos
al bate, productores de 9 de los 14 imparables que han salido de los
bates de los estadounidenses. En consecuencia, ellos han pisado el
home en dos de los seis registros norteamericanos,
A nuestro juicio, aquí está el núcleo central, o el obstáculo que
se ha interpuesto entre la plantilla antillana y el triunfo. También
es la razón por la cual la dirección del plantel caribeño haya
pasado por esos puestos a seis de sus peloteros. Por supuesto, el
otro valladar infranqueable lo es el certero pitcheo del joven
colectivo adversario.
"Tienen mucho nivel, le ponen a la bola y camina a más de 95
millas, luego le quitan y te dejan clavado en la caja de bateo.
Nosotros no vemos este tipo de pitcheo, y cuesta trabajo
descifrarlo", nos dijo Yasmani Tomás, al concluir el segundo
partido.
Mientras, Yunior Paumier, el único que tiene jits en los tres
choques, expresó: "es muy difícil batearle a estos lanzadores, se
equivocan muy poco, tienen un gran control en las esquinas. Me han
impresionado todos, no puedo decir uno, pero el abridor del tercer
encuentro, Brandon Finnegan, tira durísimo".
Pero del lado estadounidense los bateadores también están
preocupados, el pitcheo cubano los ha dejado en 14 incogibles en
tres salidas. Para tener una idea, este conjunto antes de jugar la
serie contra Cuba, había celebrado 16 partidos con equipos
estadounidenses y japoneses, conectando 190 jits, lo que le daba un
promedio de casi 12 por partido. Hoy, apenas rebasan en dos esa
cifra en tres desafíos. Se habían tomado 140 ponches en esos 16
cotejos, alrededor de ocho por encuentros, en cambio frente a los
lanzadores cubanos, en tres partidos ya son 35 los que les han
propinado, a un promedio de casi 12 por salida al terreno. Agregue,
que el promedio de carreras limpias por juego de los antillanos es
de 0.61.
Paul Seiler, director general de USABaseball, nos decía
después del tercer partido: "es impresionante ese jovencito, qué
velocidad, qué cambio de bola. Además, muy combativo, ha lanzado un
bonito juego". Se refería al camagüeyano Norge Luis Ruiz, sobre
quien coincidimos en que es lo mejor de Cuba hasta el momento en el
tope.
"Tenía muchas ganas de que me dieran la pelota. Víctor es muy
exigente, pero si no lo fuera, no hubiera llegado hasta donde está.
Me requirió fuerte porque lancé una recta que se quedó al medio y me
había indicado que la tirara, pero afuera. Los errores se pagan
caro, y aunque el equipo no bateó, la responsabilidad de esa carrera
fue mía", dijo Ruiz, quien pese a sus 19 años, hizo un profundo
estudio de sus oponentes en los juegos anteriores. "Los estaba
observando y detallé sus debilidades con el rompimiento pegado y me
dio resultado".
A Cuba también le ha fallado la defensa, lo mismo en su mecánica
que a la hora de fildear, expresada en que de las seis carreras de
los locales en estos desafíos, tres de ellas las han hecho sin
batear de jit, y cuatro van como sucias a los libros de récord.
Aquí va otra diferencia, los rivales han cometido solo un error
sin costo, mientras del otro lado son tres las marfiladas, con
impacto en los marcadores del primer y segundo encuentros.
¿Cómo es posible que un equipo universitario pueda doblegarnos
tan categóricamente? ¿De qué manera tienen esa sensación de
seguridad en el terreno, de casi no equivocarse? ¿Nuestro béisbol ha
caído tanto, que ahora ni siquiera podemos batearles a unos niños?
¿Por qué se ven tan indefensas nuestras estrellas? Son algunas de
las preguntas que nos llegan hasta aquí por la velocidad de las
nuevas tecnologías.
Se ha hablado de la calidad de los jugadores de Estados
Unidos, y que si tienen o no oficio en el terreno de pelota.
Cuesta mucho trabajo dudar de que esas dos cualidades no estén
presentes en unos muchachos que si bien están entre 20 y 23 años de
edad, han llegado a este momento con más de 450 juegos realizados,
lo cual les ofrece tiempo de terreno y en consecuencia, actúan como
prospectos profesionales.
Fuentes de USABaseball, organización que rige el béisbol
colegial de Estados Unidos, precisaron a Granma, que la
entidad no promueve o no se proyecta de cara a las Grandes Ligas ni
a las Ligas Menores, pero hay jugadores que sí continúan su vida en
el béisbol rentado.
Los especialistas de esa organización nos comentaron que la
calidad está dada justamente por la cantidad de juegos por año, pero
sobre todo por un férreo nivel de exigencia en cuanto a la
preparación y al resultado en cada entrega en el estadio. Cuando les
preguntamos si los consideraban ya con el oficio del pelotero, nos
dijeron: "en el terreno de pelota saben hacerlo todo, cuentan con la
capacidad de anticiparse a la situación de juego, conocen a la
perfección el abecé de cada una de sus posiciones". Si eso no es
oficio, entonces hay que crear otra vez el vocablo.
Hoy se jugará en Carolina del Norte, desde las 7:00 p.m., hora
local y de La Habana, el cuarto juego de este Tope. Y aunque no se
descarta un repunte ofensivo, realmente las señales apuntan a que se
mantenga el dominio del pitcheo de ambos cuadros. Para ganar o hacer
la diferencia, nos hace falta la efectividad en el momento justo,
cuando no se puede fallar, como lo ha hecho el oponente.
Por lo demás, bienvenido el tope, cuya exigencia del adversario,
dicho sea de paso, hizo salir el extra y la clase que tenemos y
debemos explotar más.
A nosotros, los cubanos que nos consideramos cada uno un director
de equipo, no nos gusta perder ni en un tope, pero cuando se juega
como hasta ahora, uno queda menos dolido con el revés, pues sabe que
hay potencialidades y perspectivas de desarrollo. Pero eso lleva
trabajo y duro.