Cuando
el término "fusión" dentro de la música popular bailable cubana es
aún objeto de definiciones desencontradas, aparecen cada vez más
agrupaciones que apelan a su significado primigenio, la unión de
varios elementos, en este caso de particulares propios de diferentes
géneros musicales.
Por esta cuerda se mueve la nueva producción discográfica de
Caribe Girls, que bajo el título La vida va a cambiar propone
un recorrido por diferentes sonoridades cubanas y foráneas a partir
de un bien concebido timbre producto de sus 15 años de trabajo.
El nuevo álbum, elaborado por la casa discográfica EGREM, tiene
como objetivo principal al bailador, fin que se traduce en la
tipicidad de sus canciones, coros pegajosos y orquestaciones bien
timberas, con el consabido destaque de la percusión y la sección de
metales.
La agrupación que comanda Thiving Guerra dio cuerpo al CD a
partir de 11 temas. Continuadoras de una larga tradición de
orquestas integradas exclusivamente por mujeres iniciada en 1928 con
la aparición de La Charanga de Doña Irene, Caribe Girls hace gala de
excelencia musical al recurrir a géneros como la conga (Lo que
toca es gozadera), la bachata (Todo el año), y el
reguetón, esta vez fusionado con la timba, timbatón, en el tema que
da nombre al disco.
Es entonces que Caribe Girls, integrado por 12 músicos egresadas
del sistema de enseñanza artística, contagia con su manera de tocar
y la energía que transmiten sus cantantes en una producción devenida
homenaje a las orquestas formadas solo por mujeres como Son Damas,
Ricachá, Las Canelas y Anacaona y la añoranza por la década del 90
del pasado siglo, etapa del boom de las formaciones de este tipo.
La vida va a cambiar, cuarto disco de Caribe Girls y segundo
con la EGREM, no es más que una invitación al baile con componentes
bien cubanos: buena música y letras contagiosas y picarescas; y una
muestra de lo logrado por esta agrupación en tres lustros sonando en
escenarios de Cuba y el mundo.