Adelaida de Juan, vista hace fe

Virginia Alberdi Benítez

Una treintena de artículos y notas reúne el recién publicado volumen Visto en La Habana (Artecubano Ediciones), muestrario del quehacer crítico de Adelaida de Juan, una de las más prestigiosas especialistas en Historia del arte en nuestro país y el continente.

Visto en La Habana se presenta al lector con dos valores fundamentales: el de la necesaria orientación estética y el de la perspectiva de fijar hitos para el imprescindible repaso de una etapa.

De una parte, es posible apreciar y confrontar el punto de vista de la autora acerca de la producción artística de creadores de América Latina y el Caribe en plena ebullición; de otra, la fecha de redacción de los materiales, casi todos entre el 2005 y el 2010, contextualiza el impacto de esa creación en los espacios de promoción y circulación habaneros de ese plazo. Esto, de por sí, justificaría la importancia del libro, como referencia ineludible para quienes más adelante se dediquen a investigar cuáles eran las coordenadas del arte en la capital cubana en parte del primer decenio del corriente siglo.

Pero, indiscutiblemente, el mayor sedimento de los textos críticos de Adelaida de Juan provienen de su capacidad para sistematizar una visión decantadora de esencias.

De lo particular —exposiciones, retrospectivas, encuentros— la profesora extrae características generales y específicas, caminos convergentes y aportaciones sustanciales que configuran una especie de mapa de la geografía creativa de la región, incluyendo, por supuesto, a Cuba.

Ello nos hace posible divisar las luces de los venezolanos Carlos Cruz Diez y Régulo Pérez, el mexicano José Luis Cuevas, el argentino Antonio Berni y el inefable chileno Roberto Matta, pero también advertir el proceso de crecimiento de los cubanos Manuel Mendive, Roberto Fabelo, Flavio Garciandía, Belkis Ayón y Rocío García.

Las evocaciones de Jorge Arche, el retratista; Domingo Ramos, el paisajista y la innovadora Antonia Eiriz constituyen lecciones ejemplares de cómo hallar en la historia las claves y los resortes de la permanencia.

En el orden teórico mucho se puede aprender de los textos; La abstracción como tema, Pensando el paisaje y Símbolos y máscaras en el arte afrocubano moderno.

Visto en La Habana se suma a una producción de gran valor crítico y testimonial que en Adelaida de Juan cuenta con títulos como: Pintura cubana, temas y variaciones, Abriendo ventanas y Más allá de la pintura.

 

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