Un precedente que cambia las reglas del juego respetadas desde
unos dos siglos, según un texto del analista Jed Morey, publicado en
el rotativo Long Island Press, de Nueva York. Según Morey, el
aspecto más preocupante de la modificación de la normativa es la
inclusión de un lenguaje impreciso que permite la intervención
militar en caso de "disturbios civiles".
Aquí la nueva formulación tal como fue enunciada por el
Pentágono:
"Los comandantes militares federales tienen la autoridad, en
circunstancias extraordinarias de emergencia donde la autorización
previa del Presidente es imposible y las autoridades locales
debidamente constituidas son incapaces de controlar la situación, de
participar temporalmente en las actividades necesarias para calmar
disturbios civiles inesperados a gran escala".
Bruce Afran, un abogado de libertades civiles y profesor de
derecho constitucional en la Universidad de Rutgers, citado por
Morey, llama a la regla "una toma de poder desenfrenada por los
militares", y dice: "Es muy impactante porque en realidad esto viola
la presunción que el ejército está bajo control civil".
Uno de los aspectos más inquietantes de los nuevos procedimientos
que rigen el mando militar sobre el terreno en caso de disturbios
civiles se refiere a la autoridad.
No solo no se logró definir qué circunstancias serían tan graves
para que la autorización del presidente sea "imposible", sino que se
concede la autoridad presidencial por completo a unos funcionarios
de Defensa definidos como "comandantes militares".
"Esto no es diferente de la cláusula de los poderes de emergencia
en la Constitución (del Reich alemán) Weimar. Se trata de una
concesión de poder de emergencia a los militares para gobernar sobre
cualquier parte del país a su discreción".
Afran también expresa temor sobre la referida autoridad "para
participar temporalmente en las actividades necesarias para sofocar
disturbios a gran escala".
"Todas estas leyes (represivas) tienen una cosa en común y es que
no tienen definiciones. ¿Por cuánto tiempo es temporal? No hay nada
que lo diga aquí. Las definiciones son absurdamente amplias",
insiste el académico.
El comentario de Morey permite darse cuenta de la lenta pero
segura evolución de la "democracia" norteamericana hacia el fascismo
más auténtico. El que sueñan las grandes corporaciones que orientan,
de verdad y más que nunca, el destino de esa nación.
La tragedia de Boston y cualquier evento violento reportado por
la prensa sensacionalista norteamericana tiene como función la de
ofrecer al fascismo imperial más oportunidades de expandirse, frente
a un público ya bien condicionado y rehén de su ignorancia.