MOSCU. —La cancillería de Rusia expresó hoy beneplácito por la
confirmación del gobierno de Siria sobre la disposición a participar
en la conferencia internacional, en un esfuerzo adicional para poner
fin al conflicto armado.
El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Alexander
Lukashevich, subrayó la importancia de ese segundo encuentro,
previsto en Ginebra en junio próximo, en interés de hallar la senda
política "por los propios sirios", como alternativa al conflicto
devastador para el país y la región, advirtió.
Lukashevich denunció, sin embargo, los intentos de carácter
unilateral y contraproducentes dirigidos contra los esfuerzos
mediadores, en relación con las resoluciones de condena a Siria, a
instancias de la ONU.
Dijo que el texto adoptado en la Asamblea General, en Nueva York,
y otra resolución en preparación a propósito de la sesión 23 del
Consejo de la ONU para los Derechos Humanos, en Ginebra, contradicen
el consenso en favor de un arreglo político de la situación en el
país árabe.
El diplomático asoció esas maniobras antisirias a intentos de
obstruir los acuerdos en Moscú, el 7 de mayo, entre el ministro ruso
de Asuntos Exteriores, Serguei Lavrov, y el secretario
estadounidense de Estado, John Kerry, para la celebración de una
conferencia internacional en torno a Siria.
Fustigó que se planteen intereses políticos estrechos por encima
del principal objetivo, que es lograr el cese del derramamiento de
sangre y el diálogo entre los sirios, para coronar así con éxito los
esfuerzos diplomáticos de la comunidad internacional, recalcó.
Consideró el portavoz de la cancillería que tales acciones envían
una señal a las bandas de opositores intransigentes que rechazan las
negociaciones con el Gobierno de Damasco y no apoyan esa iniciativa
de paz.
Moscú incorporó a su tradicional postura sobre Siria, de rechazo
a la injerencia externa y suministro de armas a la oposición por
gobiernos de Occidente, la necesidad de que participe en esa otra
cita internacional un amplio espectro de países, en particular
Estados regionales con una gran influencia, como Irán y Arabia
Saudita.
Rusia insiste en que la iniciativa representa una oportunidad
real para frenar la violencia y garantizar un proceso político
pacífico en Siria, en el espíritu de los acuerdos de Ginebra del 30
de junio de 2012, vilipendiado por algunos actores internacionales
firmantes, que buscan el derrocamiento del presidente Bashar al
Assad.