El
presidente de Ecuador, Rafael Correa, inicia hoy un segundo mandato
de cuatro años, que según dijo será el último de su carrera
política, y con desafíos como consolidar el cambio de la matriz
energética para evitar un colapso económico y revitalizar el
comercio exterior. Correa, un economista de 50 años y figura de la
izquierda latinoamericana, será investido por el Congreso en la
cresta de su popularidad: entre un 80 por ciento y 86 por ciento de
la ciudadanía apoya su labor, según dos encuestas difundidas en mayo
por las firmas privadas Opinión Pública Ecuador y Perfiles de
Opinión.
El mandatario fue reelecto el 17 de febrero con el 57,2 por
ciento de los votos frente a 22,7 por ciento de su principal
contendiente, el banquero Guillermo Lasso, gracias a la aceptación
de sus programas sociales y al desarrollo de proyectos de
infraestructura, lo que ha significado un importante aumento de la
inversión pública. Dicho gasto es financiado con los ingresos
petroleros, que aportan unos 4000 millones de dólares netos y los
impuestos, cuya recaudación aumentó 17,8 por ciento el año pasado.
El escaso desgaste del gobernante tras seis años de mandato quedó
patente además al conseguir por primera vez mayoría absoluta en el
Parlamento, con 100 de 137 asambleístas, en los comicios de febrero,
lo que le despeja el camino para aprobar reformas en los ámbitos
minero, agrario, penal, de seguridad social y una ley de
comunicación rechazada por los grandes medios, a los que acusa de
intentar desestabilizar a su gobierno.
Pese a su popularidad, Correa descarta buscar un tercer período
presidencial en 2017, para lo cual de todos modos sería necesario
reformar la Constitución, que autoriza la reelección por una vez. El
mandatario, que asumió el poder en 2007, es el que más ha durado en
el cargo desde 1996. En ese período Ecuador tuvo ocho gobernantes,
tres de ellos derrocados, y se convirtió en el país más inestable de
la región.
Uno de los principales retos de Correa será consolidar el cambio
de la matriz energética y el hallazgo de nuevas reservas de crudo en
este país de 15,7 millones de habitantes. Correa advirtió que, de no
ocurrir aquello, la economía podría colapsar de aquí a 2020.
Ecuador es el socio más pequeño de la OPEP y cuenta con reservas
probadas por 7200 millones de barriles, pero es deficitario en la
producción de derivados. El gobierno se ha planteado construir ocho
hidroeléctricas y una nueva refinería, al tiempo que abrió una
licitación para explorar 16 bloques petroleros en la Amazonia.
"En esta nueva etapa el énfasis es diversificar la matriz
productiva. Nos hemos basado en recursos naturales no renovables, en
agroexportación, pero hay que ir hacia una economía de servicios",
dijo Correa. Y agregó: "nos falta una política comercial más
completa: no sólo conquistar nuevos mercados y atraer inversión
extranjera sino sustituir importaciones".