Marlies Mejías

“Ya va siendo hora de lograr una medalla mundial”

Ariel B. Coya

Foto: Ricardo López HeviaComo Lisandra Guerra, la veloz sprinter matancera, Marlies Mejías es una mina. Vuelve en febrero del Campeonato Panamericano de Ciclismo de Pista cargada de oro: en el omnium, la persecución individual y la persecución por equipos. Y no conforme con ello, tres meses después asiste al de Ruta y alcanza la medalla de plata en la prueba de fondo para secundar en el podio a la monarca de Guadalajara 2011, Arlenis Sierra.

"Un resultado extraordinario", según sus palabras. "Una carrera difícil. El circuito en Zacatecas era durísimo". Más aún para ella, tan habituada a incursionar en el velódromo y que solo llevaba entrenando con intensidad en la carretera unos pocos meses.

"La pista —como bien explica— es mi plato fuerte, donde mejor me siento, pero la ruta siempre ha sido un reto. Faltando cien metros para la meta, sentí que los calambres me engarrotaban las piernas. No podía pararme en bielas. Hasta que vi a mi entrenador Leonel Álvarez y he echado el resto. Quería más, estaba preparada sicológicamente, pero me alegra que haya ganado Arlenis".

No en vano, las dos llevan rodando en paralelo desde su debut internacional también en México, en aquel Panamericano juvenil de Aguascalientes, donde Marlies comenzó a conquistar medallas con la misma avidez de quien colecciona sellos.

Un año después, acuñaría el bronce en la persecución individual del Mundial Juvenil de Pista en Montichiari (Italia) y también brilló en el Campeonato Panamericano de mayores, nuevamente en Aguascalientes, donde finalizó cuarta en el omnium y recibió el reconocimiento de una estrella mundial como la estadounidense Sarah Hammer, avalando su futuro promisorio. Desde entonces no ha dejado de dominar esa prueba, año tras año.

Sin duda, un factor clave para que la UCI, fijándose en su enorme potencial, decidiera trasladarla al Centro Mundial de Entrenamiento en Laigle, Suiza, cumpliendo así uno de sus sueños; aunque luego la experiencia no se ajustara del todo a lo que había imaginado.

"El problema es que allí prácticamente todo lo que hacía era entrenar la velocidad pura. Al punto de que hoy casi soy la segunda velocista de Cuba sin proponérmelo, y en cambio he perdido habilidad en las pruebas de resistencia como la carrera por puntos".

"Por eso es que ahora mismo estoy trabajando con Leonel para pulir esos detalles", afirma la joven pedalista, que tiene por referente a Yoanka González, la primera ciclista cubana en ser medallista y campeona del mundo, y también la primera en alcanzar un podio olímpico. "Aunque lo más impresionante es la sencillez con que te trata".

Precisamente Yoanka, cuando comenzó a ponerse en práctica el omnium fue una de las primeras en tratar de dominarlo, aunque luego desistiera alegando, medio en broma medio en serio, que aquello era "un invento mata-ciclistas", quizá porque al estar ya en plena madurez de su carrera hallaba difícil adaptar su organismo a una modalidad demoledora que compendía seis pruebas y, al igual que el decatlón en el atletismo, dura dos días.

"Es cierto que es una competencia difícil —sostiene Marlies— porque al ser integral tienes que combinar velocidad y resistencia. Es muy táctica. Y siempre queda el factor suerte, que puede jugar en tu contra. Es decir, no importa que vayas ganando tras

varios eventos; si fallas en uno solo, lo puedes perder todo". Tal y como le ocurrió a ella misma en el Mundial de Montichiari, donde iba al frente hasta la tercera prueba, cuando se le zafó un pedal y resultó descalificada, por interpretar los jueces que aquello ponía en peligro la carrera.

Competitiva donde las haya, sin embargo, la joven pedalista nacida en Santiago de Cuba parece haberle tomado el pulso al reto. En los Juegos de Londres 2012 alcanzó un diploma olímpico al finalizar octava (siendo además la mejor representante de Latinoamérica). Y ahora apunta más alto.

"Siento que a los 20 años ya va siendo hora de tener un éxito grande y lograr esa medalla, en el próximo Mundial o en una Copa del Mundo, preparándome por supuesto para los Juegos de Río de Janeiro", afirma, siempre risueña, siempre contenta; aunque no deje de reconocer que para ello tendrá rivales exigentes como la británica Laura Trott, que con la misma edad ya ganó el oro olímpico. "Pero le vamos a dar guerra".

 

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