David De María en la memoria de una Isla

Alain Valdés Sierra

El cantautor español David De María se marchó de Cuba con momentos muy especiales anclados a su memoria, primero: la experiencia que le aportó Cubadisco, evento que lo marcó por la seriedad de su propuesta y le otorgó un Premio Internacional por su CD Posdata, su más reciente producción; y segundo: el cariño que le ofreció el público de la Isla durante su estancia.

Foto: Anabel Díaz menaDavid De María y Buena Fe en concierto.

Una agenda bastante cargada para tan pocos días ocupó al cantante de 37 años, siempre de la mano del popular dúo Buena Fe, quienes le invitaron a la Universidad de las Ciencias Informáticas y lo presentaron ante un abarrotado teatro Karl Marx, donde pudo confirmar de primera mano el por qué del reconocimiento que disfruta Cuba cuando de música se trata.

David se considera un cronista de la vida, de la suya propia y de las que le rodean, y desde una visión muy íntima, con su inseparable guitarra, asume la composición y el canto no como una profesión, sino como una forma de vida que necesita del pecho descubierto.

De niño soñaba con ser bombero, pero la música le caló tan hondo que marcó los derroteros definitivos de su existencia. A los catorce años se integró en el grupo Kelliam 71 y a los 19 inició su carrera como solista, sacando un disco titulado David de María simplemente, desde entonces ha vendido más de un millón de copias de sus diferentes producciones.

Por mucho ha pasado el músico natural de Jerez de la Frontera, desde componer para otros hasta encontrar su camino definitivo, ese que defiende a golpe de canciones sin hacer concesiones a fórmulas de éxitos para el mercado.

De María tiene un sello propio muy ligado a la identidad de sus creaciones y que en compañía de ricas musicalizaciones y una tesitura vocal que delata su procedencia andaluza le han convertido en el artista que es hoy, uno de los más auténticos de su generación.

En Cuba muchos conocieron de su existencia con Niña piensa en ti, tema popularizado por su compatriota Malú, y desde entonces ha evolucionado mucho, aunque en varias ocasiones ha reconocido que la sencillez de unos pocos acordes en compañía de una historia inocente han marcado su tendencia creativa.

Le canta al amor, al desengaño, a la amistad y a todo lo que nos hace humanos y mucho de eso fue lo que dejó a los cubanos, la imagen de un bardo que defiende lo que cree con ilusión.

"Me despido de ustedes, pero me los llevo en el corazón", fueron sus palabras antes de partir, sin saber, quizás, que sus canciones calaron muy hondo en la memoria de esta Isla.

 

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