Un
grupo de expertos de Naciones Unidas ha urgido a las marcas
internacionales de ropa que operan en Bangladesh a mejorar las
condiciones de trabajo, después de que cerca de 900 personas
murieran en el incendio y derrumbe de varias fábricas textiles.
"Las marcas internacionales tienen la responsabilidad de actuar
con diligencia y de abordar su propio impacto sobre la situación de
los Derechos Humanos", ha dicho el jefe del grupo de expertos de la
ONU sobre negocios y Derechos Humanos, Pavel Sulyandziga.
"Si están relacionados de algún modo con el impacto negativo
sobre los Derechos Humanos de sus proveedores, tienen la
responsabilidad de ejercer su influencia como compradores para
provocar el efecto contrario", ha subrayado.
Sulyandziga se ha mostrado consciente de que "las cadenas
internacionales de suministro de ropa son cada vez más complejas y,
por tanto, abordar asuntos sistémicos no es una tarea fácil", pero
ha considerado que "los esfuerzos deben adecuarse al desafío".
"Urgimos enérgicamente a las marcas internacionales de ropa en
Bangladesh a abordar los riesgos de los Derechos Humanos derivados
de sus cadenas de suministro con otros actores relevantes, y a decir
públicamente que están haciendo para mitigar esos riesgos", ha
dicho.
También ha instado a las marcas internacionales de ropa a evaluar
el impacto del comportamiento de los compradores y de las
estrategias comerciales en los Derechos Humanos de los trabajadores,
según ha informado la ONU en un comunicado.
El jefe del grupo de expertos se ha referido también a las
autoridades bangladeshíes, recordándoles su obligación de "proteger
los Derechos Humanos de posibles violaciones por parte de
empresarios, investigar a fondo cómo actúan, juzgarles --si es
necesario-- y compensar a las víctimas".
La ONU ha hecho estas recomendaciones a raíz del incendio y el
derrumbe del pasado 24 de abril en el Rana Plaza, un edificio
comercial, que alberga varias fábricas textiles ubicado en el
distrito de Savar, cerca de Dacca.
Según el último balance oficial, al menos 892 personas han
muerto, un millar han resultado heridas y un centenar están
desaparecidas. Las tareas de búsqueda y rescate de supervivientes ya
se han suspendido.
Ahora, los equipos de emergencia, ayudados por decenas de
voluntarios, se centran en limpiar la zona de escombros, mientras
que los médicos forenses tratan de identificar a los fallecidos
mediante pruebas de ADN.
El dueño del edificio comercial, Mohammed Sohel Rana, cinco
propietarios de fábricas y talleres textiles y dos técnicos
municipales han sido detenidos y acusados de negligencia,
construcción ilegal y persuadir a los empleados para que acudieran a
su puesto de trabajo, a pesar de que un día antes habían aparecido
grietas.
Ante el escándalo que han supuestos las deficientes condiciones
laborales en el Rana Plaza, muchas de las empresas que se surten de
sus fábricas textiles han anunciado ayudas a las víctimas y
organizaciones internacionales han abierto investigaciones.