WASHINGTON.
— Un proyecto de ley nacional sobre inmigración enfrenta hoy su
mayor prueba ante el Senado de Estados Unidos, donde las previsibles
enmiendas amenazan la propuesta del grupo bipartidista de
negociadores.
Se prevé que el análisis de la iniciativa en el Comité Judicial
de la Cámara alta será extenso y complejo, como ha sido el camino de
la reformulación del programa migratorio presentado por el
presidente Barack Obama desde hace cuatro años.
Los congresistas que integran la llamada Banda de los Ocho
tratarán de mantener intacto el documento de 844 páginas, pero
legisladores opuestos al plan intentarán ganar tiempo para su meta
de neutralizar la normativa.
El senador republicano John McCain, de Arizona y uno de los
negociadores, dijo estar optimista por el proyecto, pero al mismo
tiempo temeroso de que cambios sustanciales torpedeen sus
oportunidades de ratificación en el pleno del Capitolio.
Según trascendió de fuentes parlamentarias, los 18 miembros del
Comité Judicial -10 demócratas y ocho republicanos- habían sugerido
más de 300 correcciones al texto hasta la medianoche del pasado
martes.
Cerca de dos tercios de las enmiendas fueron endosadas por
opositores a la Casa Blanca representantes de estados sureños o
conservadores como Iowa, Alabama, Texas y Utah.
La institución Heritage Foundation señaló esta semana en un
reporte que la proyectada reforma en las leyes de inmigración
costará 6,3 billones de dólares a los contribuyentes en Estados
Unidos.
El informe del grupo se sumó así a un estudio del Instituto Cato,
auspiciado por el minoritario Partido Libertario, el cual califica a
la modificación legal de resolución defectuosa que afectará la
recuperación económica del país.
Acorde con Heritage, los costos de la nueva ley se derivarán,
entre otras causas, de nueve mil millones de dólares que la
administración Obama piensa dirigir a beneficios para los
eventualmente legalizados inmigrantes.
La Oficina Oval perfila una propuesta política que combina mayor
seguridad en fronteras -sobre todo con México- con una posible
opción de ciudadanía para un cierto número entre la gran cantidad de
indocumentados, unos 11 millones.
El principal obstáculo en el tema es la mayoría republicana en la
Cámara de Representantes, que se opone a la idea de la ciudadanía y
considera esa variante como una virtual amnistía para extranjeros
ilegales.