Captura furtiva, una amenaza para las aves

Orfilio Peláez

Los cateyes (Aratinga euops) y las cotorras (Amazona leucocephala) figuran entre las poblaciones de aves presentes en el archipiélago cubano que más han sido perjudicadas por la captura y el comercio ilegal durante las últimas décadas.

Como los ejemplares adultos son difíciles de coger, quienes se dedican a esa actividad ilícita suelen cortar los troncos de los árboles donde anidan para atrapar a los pichones, muchos de los cuales mueren al caer e impactarse contra el suelo.

Según refiere el Doctor en Ciencias Biológicas Hiram González Alonso, presidente de la Sociedad Cubana de Zoología e investigador del Instituto de Ecología y Sistemática del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, otras especies sometidas a tales prácticas prohibidas son el tomeguín del pinar, el sinsonte y el ruiseñor.

De acuerdo con los datos del Instituto de Recursos Mundiales, Cuba ocupa el lugar 23 entre más de doscientos países por el número de aves endémicas presentes en su territorio, de ahí la importancia de protegerlas y enfrentar las causas que ponen en riesgo la supervivencia de estas.

En la actualidad hay registradas en el país 368 especies vivientes de aves, de las cuales treinta se encuentran amenazadas de extinción y dos están cerca de ingresar en la citada categoría.

La relación del primer grupo incluye al emblemático Carpintero Real (Campephilus principalis), del que no existen reportes de avistamiento desde febrero de 1988, a pesar de la búsqueda hecha por especialistas, técnicos y guardabosques, y la protección brindada a la zona donde solía habitar.

 

| Portada  | Nacionales | Internacionales | Cultura | Deportes | Cuba en el mundo |
| Comentarios | Opinión Gráfica | Ciencia y Tecnología | Consulta Médica | Cartas| Especiales |

SubirSubir