Este pleito, ganado por el santiaguero Mustelier —campeón en el
Abierto—, es considerado el mejor de todos hasta la tercera fecha.
Fue una disputa entre la inteligencia de Cobas y la fuerza de
Mustelier, quien, apoyado por las indicaciones de su entrenador
Roberto Cárdenas, entendió que su potencia, empleada de manera
organizada, puede reportarle mayores beneficios sobre el dojang.
Mustelier pertenecía a la olímpica división de 80 kg, pero el
colectivo técnico lo bajó a 74, peso con el que entró a la
preselección nacional hace más de dos años. La transición le ha
traído buenos resultados, aunque todavía le queda por mejorar un
poco más en la táctica, pues a veces se desespera y desorganiza en
los combates.
"Al ser un atleta que tira muchas patadas, aguerrido y
arriesgado, en ocasiones se desorienta, pero insistiremos con él en
ese aspecto. Ha avanzado en la disciplina implantada en el equipo
para establecer el peso corporal por etapas. Ahora entendió lo
conveniente que es mantener su peso acorde a lo que se le exige para
cada periodo e, incluso, mejoró su flexibilidad, está más suelto en
las técnicas a la cabeza", señaló Cárdenas.
Igualmente audaz es Cobas, con amplio arsenal de recursos
tácticos y perspectivas inmediatas. Es posible que en ese pleito
final haya disfrutado anticipadamente la victoria y se confió,
favoreciendo al contrario para llevarse la corona.