Coto a la indisciplina social

Freddy Pérez Cabrera

A sus cinco añitos, Carlos Miguel Monteagudo no es capaz de entender por qué ya no puede acudir cada noche al céntrico parque ubicado en el Reparto Camacho, de Santa Clara, a disfrutar de ese espacio creado para el esparcimiento de la comunidad.

De qué vale el saneamiento de los ríos, si a los pocos días aparecen imágenes como esta.

No alcanza a comprender, como a los pocos meses de la remodelación del recinto, manos inescrupulosas se dieron a la tarea de destruir y hurtar lámparas, bancos, sillas, barquitos y todo cuanto encontraron a su paso, convirtiendo el espacio en una verdadera vergüenza.

Según cuenta Rosa Santana, vecina del CDR No 6, Pepito Tey, ubicado frente al parque, cuando el lugar fue inaugurado, daba gusto ver a niños y jóvenes compartir y recrearse de manera sana, sin embargo, ante la decisión de quitar los guardaparques, el vandalismo de unos pocos se apropió del sitio, sin que nadie pusiera fin al desenfreno.

Hasta una de las puertas de entrada se robaron, explica Rosa, quien dice sentir impotencia ante tales conductas. "Imagínese, si hasta al jefe de vigilancia del CDR lo llegaron a amenazar con represalias si denunciaba los hechos a la policía", expresa.

Orestes Ruiz Díaz, subdirector de áreas verdes y floricultura de la empresa municipal de servicios comunales de Santa Clara, reconoce que comportamientos como ese empañan el esfuerzo de los trabajadores del sector, quienes se esfuerzan porque la urbe mantenga su tradicional belleza.

"Han sido muchos los parques y micro parques dañados, entre los cuales puedo mencionar el construido en el Reparto José Martí, remozado el mes de julio del pasado año, a un costo de miles de pesos, prácticamente destruido en estos momentos; al igual que el edificado en el reparto Dobarganes, donde se llevaron hasta la cerca perimetral", expone el directivo.

 fotos del autorPoco queda en el parque del Reparto Camacho de la idea original.

Otras inastalaciones han sufrido los desmanes de la indisciplina social, refiere Orestes, y monumentos ubicados frente a la audiencia fueron grafitados, en claras manifestaciones del irrespeto.

Una tarea de todos

Urge enfrentar de manera resuelta el nocivo fenómeno de la indisciplina social, de cuyo éxito dependerá en gran medida la celeridad con que avancemos en la prosperidad y sustentabilidad que se propone la sociedad cubana.

Para lograr ese objetivo, no basta la acción individual de la Policía Nacional Revolucionaria, de un inspector o de cualquier otro funcionario encargado de hacer prevalecer la disciplina.

Ante esos hechos, se impone la actuación coordinada de todos los factores de la comunidad, las organizaciones políticas y de masas, el delegado del Poder Popular y la escuela, entre otros, quienes de conjunto pueden conjurar cualquier acto irresponsable de ese tipo.

Como reconociera Fernando Vergés Gorostiza, barrendero que cubre una céntrica calle de Santa Clara, en la mayoría de las ocasiones los trabajadores de comunales se ven solos e indefensos ante tales hechos, al no contar con el apoyo de la comunidad.

"Muchas veces esos hechos ocurren a la luz del día, o ante las narices de los inspectores, agentes de orden público, cuerpos de vigilancia y protección de varias instituciones cercanas al lugar de los hechos, y muy pocos actúan como es su deber", reconoce.

Y a seguidas se pregunta: "¿A quién corresponde cuidar las márgenes de los ríos Bélico y Cubanicay, tantas veces saneados por las autoridades del territorio, a un costo elevadísimo?

Debería ser una tarea de todos cuidar esa zona, en especial de la gente que vive en esas áreas, de lo contrario sus vecinos estarán propensos a infestarse de basuras e insectos, como ha sucedido tantas veces, poniendo en peligro su salud y la de la comunidad, acota Fernando.

El daño económico de la indisciplina

La indisciplina social trae aparejadas muchas secuelas, entre ellas la pérdida de valores y el daño económico ocasionado producto de la destrucción de los bienes que se ponen a disposición de la sociedad.

Resulta difícil de cuantificar lo perdido en Villa Clara por la destrucción a que han sido sometidas varias áreas de hospitales como el Arnaldo Milián, el Materno Mariana Grajales o el Infantil José Luis Miranda, donde con gran sacrificio se han reparado salas, baños, techos, puertas, ventanas y luminarias, sin embargo al poco tiempo aparece la imagen deplorable dejada por la inconciencia de los destructores.

Ningún país, y menos el nuestro, puede darse el lujo de invertir indefinidamente en esos y otros lugares como escuelas, áreas recreativas o de interés social, para que luego la indolencia de unos pocos y la desidia de otros, destruya esas obras con el consiguiente daño a la economía.

Como expresara el presidente cubano, General de Ejército Raúl Castro, en la Sesión Constitutiva de la Asamblea Nacional del Poder Popular, sin la conformación de un ambiente de ORDEN, DISCIPLINA Y EXIGENCIA en la sociedad, cualquier resultado será efímero, de ahí la importancia de ganar esta batalla.

 

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