 Paraguay 
			celebró este domingo las primeras elecciones generales luego del 
			golpe de Estado parlamentario de junio pasado que destituyó al 
			presidente constitucional Fernando Lugo. Más de tres millones de 
			paraguayos fueron convocados para estos comicios, en los que los 
			resultados preliminares emitidos por el Tribunal Superior de 
			Justicia Electoral dieron como ganador al candidato de la Asociación 
			Nacional Republicana-Partido Colorado, Horacio Cartes. Detrás se 
			ubicó el aspirante por el Partido Liberal Radical Auténtico, Efraín 
			Alegre.
Paraguay 
			celebró este domingo las primeras elecciones generales luego del 
			golpe de Estado parlamentario de junio pasado que destituyó al 
			presidente constitucional Fernando Lugo. Más de tres millones de 
			paraguayos fueron convocados para estos comicios, en los que los 
			resultados preliminares emitidos por el Tribunal Superior de 
			Justicia Electoral dieron como ganador al candidato de la Asociación 
			Nacional Republicana-Partido Colorado, Horacio Cartes. Detrás se 
			ubicó el aspirante por el Partido Liberal Radical Auténtico, Efraín 
			Alegre.
			Cartes no solo acaparó una gran ventaja durante todo el proceso, 
			sino también lideró las acusaciones más graves. Sobre este 
			empresario de 56 años pesan las denuncias de contrabando, 
			narcotráfico, evasión de impuestos, lavado de dinero y 
			enriquecimiento ilícito. Su triunfo representa el retorno de los 
			colorados al poder que presidieron por seis décadas, incluyendo la 
			dictadura de Alfredo Stroessner, y que fue interrumpida por la 
			derrota electoral del 2008, que llevó a la presidencia a Fernando 
			Lugo.
			En estos comicios generales, en el que compitieron otros nueve 
			postulantes, también se eligió el vicepresidente de la nación 
			mediterránea, así como 45 senadores, 80 diputados, gobernadores para 
			los 17 departamentos del país, 17 Juntas Departamentales y 18 
			diputados que representarán al país en el Parlamento Suramericano. 
			La toma de posesión de los congresistas se realizará en julio, 
			mientras el presidente y el vicepresidente ocuparán el cargo el 15 
			de agosto venidero.
			En el plano exterior, Paraguay se juega el cambio de su estatus 
			en mecanismos regionales como UNASUR y MERCOSUR, que luego de la 
			ruptura democrática lo suspendieron en virtud del no reconocimiento 
			al gobierno golpista de Federico Franco. A lo interno, el proceso 
			electoral estuvo marcado por denuncias de compra de votos y la 
			limitación en el acceso a los medios de comunicación por parte de la 
			izquierda, representada por movimientos y organizaciones políticas 
			agrupadas en el Frente Guasú (FG).
			El expresidente Lugo, acompañado por el médico Aníbal Carrillo, 
			candidato del FG, presentó un recurso de amparo ante maniobras 
			detectadas en unos cinco departamentos del país, que redundaron en 
			la eliminación de la inclusión de sus veedores en las mesas de 
			votación. Los veedores son importantes para la defensa de los votos 
			después que la aplicación del Código Electoral vigente limitó la 
			dirección de las mesas a representantes de los partidos Colorado, 
			Liberal y el UNACÉ (Unión Nacional de Ciudadanos Éticos), estos dos 
			últimos con una alianza electoral.
			Otros elementos que provocaron protestas de la izquierda fueron 
			la limitación del derecho a votar a unos 21 mil paraguayos de más de 
			un millón residentes en el exterior, por no haber sido incluidos en 
			el padrón electoral y la presencia de personas fallecidas en el 
			registro.
			Otra irregularidad fue la presentada por el liberal Efraín Alegre 
			(acusado por su papel en el golpe de Estado parlamentario contra 
			Lugo). El abogado de 50 años y exministro de Obras Públicas y 
			Comunicaciones de Lugo, cuestionó el Sistema de Transferencia de 
			Resultados Electorales Preliminares, del cual señaló que solo 
			reconocerá el boletín que conlleve el escrutinio de la totalidad de 
			los votos. Sin embargo, al conocerse los resultados reconoció su 
			derrota.
			Este es, a grandes rasgos, el Paraguay que hoy fue a las urnas en 
			un proceso marcado por el quiebre democrático, denuncias y donde la 
			presión de los partidos tradicionales de derecha dejan un escenario 
			sombrío al cambio.