Jagüey Grande.— Aunque se reconoce un avance notable en el
programa de fomento de la producción de frutales en Cuba, como parte
de la estrategia nacional a favor de la seguridad alimentaria, no es
menos cierto que todavía existen las condiciones para aumentar
considerablemente lo logrado.
Así trascendió durante el encuentro presidido por Gustavo
Rodríguez Rollero, ministro de la Agricultura, y que reunió en este
territorio a un centenar de productores de frutas tropicales del
sector cooperativista y campesino. Quedó claro que todavía son
insuficientes los niveles productivos si se toma en consideración la
importancia que tiene esta estrategia.
Para ampliar los niveles de entrega los participantes insistieron
en la necesidad de aplicar cada vez más las nuevas tecnologías,
disponer de viveros comerciales que cumplan con las regulaciones
establecidas para incrementar los niveles de posturas, así como
resolver otros problemas como la falta de cajas plásticas y bolsas.
Junto a la necesidad de continuar incrementando las
miniindustrias cobra vida la diversificación. El propósito es
disponer no solo de los cultivos más representativos (frutabomba,
guayaba, mango, aguacate y coco) sino fomentar la siembra y
producción de las llamadas frutas exóticas o de poca presencia.
Especies como níspero, caimito, mamoncillo chino y marañón, por
citar algunos ejemplos, son prácticamente desconocidas en la Isla
por varias generaciones porque su producción se limita a espacios
muy reducidos.
La indicación es acrecentar en todas las provincias las fincas de
frutales con la intención también de introducir estas especies
olvidadas —y sembrar linderos, caminos, arboledas y patios de las
casas, como era tradicional en los campos y ciudades.