El movimiento de protesta contra las duras condiciones en ese
enclave comenzó tras una inspección de rutina el pasado 6 de
febrero, durante la cual los detenidos denunciaron la profanación de
sus símbolos religiosos por parte de los carceleros, indica la
publicación.
A partir de entonces la mayoría de los arrestados en el campo
número seis iniciaron un ayuno sin precedentes por su amplitud,
duración y determinación, señaló el diario en su edición digital.
El portavoz de la prisión, capitán Robert Duran, reconoció la
adhesión de 37 prisioneros a la huelga y de ellos, dijo, 11 reciben
alimentación por la fuerza.
En esa prisión, enclavada en territorio cubano arbitrariamente
ocupado por Estados Unidos hace más de cien años, hay en la
actualidad unos 170 detenidos y de ellos la mitad podrían ser
liberados porque no hay acusación contra ellos, señala L'Humanité.
Existe por lo menos otro grupo de 50 prisioneros que no pueden
ser llevados a juicio porque sus declaraciones se obtuvieron
mediante torturas, dijo la activista Geneviéve Garrigos, en una
entrevista reproducida por ese diario.
Garrigos denunció que la Agencia Central de Inteligencia (CIA)
sigue utilizando un manual de interrogatorios donde se incluyen
técnicas como la asfixia simulada, la privación sensorial y la falta
de sueño.