ROMA.
— La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la
Agricultura (FAO) advirtió de los efectos devastadores que tiene la
sequía en la seguridad alimentaria de las regiones más vulnerables
del planeta.
El director general de la FAO, el brasileño José Graziano da
Silva, aseguró que para cambiar ese panorama, causado por el cambio
climático, es urgente crear comunidades resistentes a la sequía lo
que implica reaccionar ante la escasez de lluvia e invertir a largo
plazo para afrontar el golpe.
Con ese objetivo varios organismos de las Naciones Unidas tendrán
una reunión de alto nivel de políticas nacionales sobre la sequía,
del 11 al 15 de marzo próximos en Ginebra, con el fin de trazar
políticas de preparación y gestión en casos de desecamiento.
La cita reunirá a dirigentes, instancias decisorias
gubernamentales, organismos para el desarrollo, científicos e
investigadores destacados de todo el mundo.
A partir de 1970 la superficie de las tierras afectadas por la
sequía se ha duplicado, en particular en el cuerno de África y la
región del Sahel, Estados Unidos, México, nordeste de Brasil, zonas
de China e India, Rusia y sureste de Europa.
La FAO y de la Convención de la ONU de Lucha contra la
Desertificación señalan que los efectos de ese fenómeno pueden
prolongarse mucho después del regreso de las lluvias, período
durante el cual los alimentos serán escasos y caros.
Adicionalmente se agotarán los recursos hídricos, erosionará el
suelo, debilitará el ganado y los conflictos jurídicos y sociales se
prolongarán.
En la actualidad 168 países están afectados por la
desertificación, un proceso de degradación de las tierras en las
zonas áridas que afecta a la producción alimentaria y es exacerbado
por la sequía.
En la Conferencia sobre el Desarrollo Sostenible Río+20,
celebrada en junio de 2012 en Brasil, los dirigentes de todo el
mundo calificaron de desafíos mundiales la desertificación, la
degradación de las tierras y la sequía.
Según la FAO ese reto es posible y ya se dispone de prácticas de
gestión sostenible de las tierras, como la restauración de las zonas
degradadas y la mejora de la gestión del suelo y el agua para
mitigar la sequía, lo cual demanda de voluntades políticas.
Igualmente el Marco Mundial para los Servicios Climáticos
pretende dar acceso global a cuatro sectores prioritarios: seguridad
alimentaria, agricultura, agua, salud y reducción de riesgos de
desastres para finales de 2017.