Hace 50 años, el 5 de marzo de 1963, en un acto presidido por el
Capitán Orlando "Olo" Pantoja Tamayo, que cayera heroicamente en
Bolivia junto a Ernesto Che Guevara, se levantó en Cayo Libertad el
acta de nacimiento del Departamento de Vigilancia de Puertos y
Costas, más tarde las denominadas Tropas Guardafronteras, como parte
de los Órganos de la Seguridad del Estado de nuestro Ministerio del
Interior.
Fidel dio la medida de la importancia de esa fuerza combatiente
cuando en el Informe Central al Primer Congreso de nuestro Partido,
expresó: "Los guardafronteras, insomnes de la Patria, defienden
abnegadamente y en permanente vigilancia, día y noche, las costas de
nuestro país".
En esas cinco décadas de abnegación y vigilancia han enfrentado,
en estrecha cooperación con los demás órganos del Ministerio del
Interior y con las Fuerzas Armadas Revolucionarias, y el apoyo
decisivo del pueblo, las acciones de infiltración de los agentes de
la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA), de
grupos contrarrevolucionarios y de las diferentes actividades de
ataques piratas contra objetivos económicos e instalaciones cercanos
a las costas y a embarcaciones de pesca y otras, al igual que han
librado y libran una tenaz batalla frente al contrabando y el
tráfico de drogas.
En estos cincuenta años, las Tropas Guardafronteras han recibido
la colaboración en cada unidad y en cada puesto fronterizo de los
hombres y mujeres del pueblo integrados en las Fuerzas Auxiliares,
sin los cuales no hubiera sido posible el cumplimiento de sus
misiones y la eficaz respuesta a cada una de las actividades
enemigas.
Los puestos fronterizos, en su inmensa mayoría, están situados en
lugares aislados y de difícil acceso; ellos subrayan la abnegación y
sacrificio de los integrantes de sus unidades.
La exaltación del 5 de marzo entraña reconocimiento de la
historia que comenzaron a escribir en los bohíos y casuchas de
madera, en los ya lejanos días de 1963, los hombres de las Tropas
Guardafronteras, los defensores de nuestra Patria en la primera
trinchera de la Revolución.
Es, al mismo tiempo, el homenaje de nuestro pueblo a los hombres
que han continuado la tradición y el espíritu de la Sierra Maestra,
de Playa Girón, de la Crisis de Octubre, de las misiones cumplidas
en aras del internacionalismo proletario.