El
5 de marzo de 1933 murió rodeado del respeto y la admiración que su
limpia trayectoria le merecieron, con gran reputación como político
y orador revolucionario, el insigne patriota Juan Gualberto Gómez
Ferrer.
Juan Gualberto nació en Matanzas el 12 de julio de 1854 y fue uno
de los revolucionarios más cercanos a José Martí y con relevante
participación en la historia de Cuba.
Considerando los problemas que acarreaba nacer negro y esclavo en
una época marcada por fuertes prejuicios raciales, sus padres,
esclavos domésticos, habían reunido lo necesario para que su hijo
fuera libre desde que viera los primeros rayos del sol.
Preocupados, además, por su educación, con mucho esfuerzo y el
beneplácito de la ama, ahorraron lo suficiente para que este pudiera
viajar a Francia a aprender un oficio.
Sin embargo, una vez en Europa, la inteligencia, agudeza y
perseverancia del joven Juan Gualberto decidirían un destino
diferente al ideado por sus padres, allí ingresaría en la Escuela
Preparatoria de Ingeniería.
Para sobrevivir, debió reajustar sus gastos e iniciarse en el
difícil mundo del periodismo. De manera paralela, se superaba en el
aprendizaje del francés, hasta lograr la matrícula en la Central de
Artes y Manufactura ubicada en París.
Su estancia en Francia, centro de ideas liberales y generadora de
profundos cambios, coincidió con una intensa vida política que
incidiría en sus ideas, contribuyendo a su posterior toma de
decisiones.
En 1872 conoció a Francisco Vicente Aguilera, quien le comentó de
la guerra que se libraba en Cuba y del propósito de esta; así, de
manera inmediata, abraza las ideas libertarias y contrae el
compromiso de colaborar en todo lo posible.
Cuando en 1879 Juan Gualberto llega a Cuba, tras un largo periodo
fuera de la Isla, muy pronto se involucra en el proceso conspirativo
vinculado a la Guerra Chiquita.
Sorprendido por las autoridades españolas, fue detenido y enviado
al Presidio de Ceuta en 1880, hasta que en 1882 fue puesto en
libertad condicional, ejerciendo en el propio territorio español un
periodismo comprometido con la causa independentista.
Así se mantendría Juan Gualberto Gómez enfrentando el
colonialismo español: desde las páginas de la prensa o conspirando
activamente por la libertad de Cuba.
De vuelta a la Isla y en su función de periodista, en diarios
como La Igualdad y La Fraternidad escribió encendidos discursos
contra el opresor régimen colonial español que le merecieron más de
una acusación, juicio y prisión, por considerar que sus escritos
eran una incitación a la rebelión.
Martí, mientras preparaba la guerra necesaria, lo designó como
representante del Partido Revolucionario Cubano dentro de la Isla, a
fin de crear una red conspirativa a lo largo del territorio nacional
que permitiera preparar las condiciones para el futuro alzamiento.
Con esos antecedentes, no resulta casual que Juan Gualberto Gómez
fuera uno de los alzados el 24 de febrero de 1895 en la zona de
Matanzas, pero su estreno como combatiente se vio interrumpido casi
al inicio al ser apresado por las autoridades españolas y condenado
a 20 años en las prisiones de Ceuta y Valencia.
Liberado en 1898 se trasladó a Nueva York, hasta regresar
posteriormente a La Habana. Por su trayectoria, Juan Gualberto fue
electo miembro de la Asamblea Constituyente y su voz fue una de las
que con más fuerza se opusieron a la imposición de la oprobiosa
Enmienda Platt.
De filiación política con el Partido Liberal, fue representante a
la Cámara y Senador de la República, desde cuyas posiciones se
enfrentó en más de una ocasión a los turbios manejos de corruptos
presidentes como José Miguel Gómez o Gerardo Machado.
Juan Gualberto fue un hombre consecuente con sus ideas y la
historia. (ain)