Cepil en Ciego de Ávila y electrodos en Camagüey

Hace 50 años el Comandante Ernesto Che Guevara, inauguró dos importantes fábricas en estas provincias, las cuales se mantienen produciendo

Ortelio González Martínez

"¡Aquí se respira un aire de holgazanería!", afirmó sin miramientos aquel hombre que traía reflejada en el rostro la señal de intensas jornadas de labor. Ernesto Guevara, el Ché, venía de La Norma, un lugar del municipio de Ciro Redondo, donde realizó las pruebas a las primeras máquinas cortadoras de caña.

foto del autorLas escobas plásticas, uno de los sellos distintivos de la Juan Antonio Márquez.

"Al jefe de personal de aquel entonces le costó una sanción haber ordenado la reunión en horario laboral, comenta Oscar —el Yaqui— Ortega, el único testigo todavía en activo de aquella frase en la hoy empresa Suchel-Cepil Juan Antonio Márquez.

"Serían la una y pico o las dos de la tarde. Era la segunda vez que llegaba de sorpresa, pues la ocasión anterior pasó de noche y casi no había nadie. Entró por la antigua puerta principal y dijo: ¡Gente, que dice la gente! Luego visitó los talleres, revisó todo. Más tarde puso en marcha la empresa", asegura Ortega.

El 13 de febrero de 1963 el legendario Comandante dejó su marca personal y todos coincidieron en que aquel había sido el día del bautizo de "la fábrica más linda de Cuba", al decir de quien ahora narra la historia como si volviera a vivirla.

MÁS PRODUCTIVA QUE EL PRIMER DÍA

Cuando el Che visitó el colectivo, Geanny Bello Campo, actual director, no había nacido. Asegura que el andar del jefe guerrillero, su ejemplo, "aquella frase", están en todas partes y, desde entonces, sucesivas generaciones siempre tratan de mantener la fábrica como el primer día, tratando de mejorarla, pero no siempre resultó fácil.

En este medio siglo ha sido —y es— determinante la labor de los innovadores. Sin ellos hoy sería distinto el derrotero de esta empresa, ganadora de varios premios nacionales e internacionales por la calidad de los surtidos. La inventiva del hombre y la búsqueda de soluciones ante cada problema ha sido una constante para sortear las carencias materiales.

"Las piezas de repuesto desde el momento de la solicitud hasta su arribo pueden demorar unos seis o siete meses; en el caso de la línea de cepillos dentales hace dos años que no entran", afirma Antonio Herrera Hernández, a cargo de la ANIR.

"Aquí hemos rescatado viejas máquinas, moldes, líneas completas. Solo el pasado año presentamos 16 trabajos al fórum de base, con un efecto económico superior a los 43 mil pesos".

Herrera mencionó algunas de esas labores. "La fabricación de la barcaza para bomba y motor de la máquina de inyección Negri bossi, control del nivel de agua en la torre de enfriamiento del taller de inyección, recuperación del brazo del arco en la máquina encerdadora Borghi; puesta en marcha de la máquina de vasos desechables; recuperación del torpedo en la máquina de inyección Woojin Selex... ".

Carlos Sosa Castro, jefe del equipo de mantenimiento de la Unidad Empresarial de Base de encerdado, tiene manos a prueba de las altas temperaturas. Con 25 años de experiencia en la fábrica es uno de los pilares de la innovación tecnológica. Él, junto a otros "buscasoluciones", recuperó una línea completa, al poner de alta la máquina de hacer hisopos, traída de Alemania hace casi 30 años.

ENTRE LA BONANZA Y LA TEMPESTAD

El director explica que en los inicios se hacían pequeñas producciones de cepillos con base de madera, fibra vegetal y animal. Después pasaron a la fabricación de insumos destinados, sobre todo, a los centrales azucareros, hasta que llega la revolución del plástico y comienza la sustitución de las bases de madera y a ampliarse las producciones.

"En el 2000 se afianzó la búsqueda de la versatilidad y la satisfacción del cliente. Con posterioridad iniciamos la producción de cepillos dentales. Al principio hicimos un millón de unidades al año, con modelos rígidos y de dos tipos. Ya en el 2001 se hace la primera inversión grande para producir cinco millones".

Ni los tropiezos productivos, o los problemas de demanda y distribución, sobre todo con el cepillo dental, han podido detener la marcha de una fábrica que también elabora escobas y vasos desechables para Cubana de Aviación; entre otras producciones para el hogar.

"Somos la única empresa de Cuba que fabrica productos plásticos para el hogar. En los últimos cinco años el país ha destinado más de dos y medio millones de pesos en su desarrollo, y hemos correspondido a esa acción con el crecimiento del plan de producción en más de cuatro millones de pesos", expresó Geanny Bello Campo.

 


Fábrica de Alambre y Electrodos Gonzalo Esteban Lugo, de Nuevitas

Miguel Febles Hernández

NUEVITAS, Camagüey.— Ser más eficientes y productivos constituye la principal responsabilidad que asumen los trabajadores actuales de la fábrica en honor al Comandante Ernesto Guevara, máximo inspirador de la transformación de esta norteña ciudad en el principal polo industrial de la provincia.

foto del autorSalvador Valdés Mesa y Jorge Luis Tapia Fonseca son informados de las principales producciones de la fábrica.

A ello los convocó Lina Vázquez Anderson, fundadora de la Fábrica de Alambre y Electrodos Gonzalo Esteban Lugo, quien hace 50 años acompañó al Guerrillero Heroico, entonces Ministro de Industrias, en el surgimiento y la gradual puesta en marcha de los diferentes talleres de la planta.

En tan emotiva fecha, otros 46 fundadores y trabajadores destacados recibieron reconocimientos de manos de Salvador Valdés Mesa, miembro del Buró Político del Partido y secretario general de la CTC, y de Jorge Luis Tapia Fonseca, máximo dirigente de la organización partidista en Camagüey.

Llevado a cifras, el aporte del colectivo en cinco décadas se resume en la fabricación de un millón 246 mil 200 toneladas de alambre trefilado (reducido a hilos de diverso grosor), galvanizado y con púas, electrodos y grapas para cercas, productos que han sido empleados en el desarrollo agrícola e industrial del país.

Al ofrecer la información, Albeo Zamora Quintero, presidente del Grupo ACINOX, aclaró que no se puede olvidar que la vida productiva de la fábrica ha transcurrido casi totalmente bajo la influencia del bloqueo económico, financiero y comercial impuesto a nuestro país por el imperialismo norteamericano.

No obstante, explicó, en medio de tales dificultades, se introdujeron nuevas tecnologías para la ampliación de las capacidades productivas, como el montaje de líneas de galvanizado y electrodos, la instalación de máquinas trefiladoras y la modernización de los equipos que elaboran el alambre con púas.

Tales transformaciones fueron constatadas por Salvador Valdés Mesa y Jorge Luis Tapia Fonseca, quienes en recorrido por los talleres compartieron con sus trabajadores, empeñados en cumplir las 15 mil 170 toneladas comprometidas para el 2013 en los cuatro productos básicos de la Fábrica Gonzalo Esteban Lugo.

 

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