WASHINGTON.—
Un funcionario de la prisión norteamericana en la ilegal base de
Guantánamo, reconoció en una audiencia que las autoridades
castrenses colocaron micrófonos ocultos para escuchar conversaciones
de los reos con sus abogados.
Desde 2002, Washington mantiene un centro de internamiento en esa
instalación ubicada en territorio cubano.
El capitán de la Marina de Guerra estadounidense, Thomas Welsh,
principal asesor legal del jefe de la base, dijo en una audiencia
celebrada allí, que le habían asegurado que el micrófono no era para
espiar los encuentros privados de los prisioneros con sus
representantes legales y de la Cruz Roja.
Según Welsh, el aditamento de escucha parecía un detector de humo
en el techo de un cuarto de reuniones para detenidos a quienes el
Pentágono considera de gran valor.
El militar agregó que en enero de 2012 sorprendió a unos agentes
que escuchaban de forma oculta una reunión donde un prisionero, su
abogado y los fiscales discutían un posible acuerdo de culpabilidad.
Welsh hizo la declaración ante David Nevad, un abogado de Jalid
Sheij Mohamed, acusado de ser uno de los autores intelectuales de
los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Estados
Unidos.
Funcionarios militares trataron de justificar sus actos y dijeron
que solo filmaron un video de las reuniones entre abogados y
detenidos a fin de que los guardias pudieran responder con rapidez
ante una posible emergencia.
Los letrados pidieron desde principios de este mes al juez
militar suspender de forma temporal las audiencias previas al juicio
que tienen lugar en la base, pues los servicios de espionaje militar
vigilan las conversaciones de la defensa con sus clientes y censuran
lo que sucede en las sesiones judiciales.
Los encuentros son transmitidos por circuito cerrado a una sala
exterior donde hay periodistas y familiares, con una diferencia de
tiempo que permite a las agencias de espionaje censurar los
segmentos que consideren clasificados, sin autorización del
tribunal.
En 2009, poco después de tomar posesión en su primer mandato, el
presidente Barack Obama firmó una orden ejecutiva para cerrar la
prisión de Guantánamo en menos de un año, pero la cárcel permanece
en funciones.
Existen numerosas denuncias sobre el empleo de técnicas crueles
en esa instalación como la privación del sueño, encierros de los
prisioneros desnudos en habitaciones con bajas temperaturas e
interrogatorios extenuantes.